Una doble lectura: disfrutar el mejor rugby y sufrir por la caída

Sin Ensayo es una banda que desmiente su nombre. Suele crear baladas y cumbias, inspiradas en otras canciones, ya probadas, con un trabajo de laboratorio de largos años atrás. Jóvenes y entusiastas, con carisma y efectos visuales, el grupo musical fue parte de la escenografía esencial de la gris tarde de Liniers. Porque cada vez que el mejor rugby internacional convoca su prestigio en nuestro país, el contorno también juega su partido. Con música y alegría, los minutos previos a la presencia de los Jaguares convocaron a bailar a los fanáticos del balón ovalado, otra vez con la simpatía de las porristas, como en el primer encuentro en casa, el sábado pasado, contra los pragmáticos Chiefs.

Unas 18.000 personas fueron parte del espectáculo, en cada una de las plateas del magnífico escenario, que ya es parte de la cultura del rugby. Vélez es el hogar del seleccionado argentino que despierta la pasión de jóvenes y no tanto, citados por el marco y por la producción de los Jaguares, una franquicia que despertó poco entusiasmo durante el primer capítulo y cambió la...