Un divorcio con la burocracia que dinamita la 'luna de miel'

WASHINGTON.- Ya se sabe que los cien días de gracia que suelen darse a un presidente en el poder constituyen un plazo aleatorio. No hay norma escrita que lo estipule.

Pero si Donald Trump esperaba contar con esa suerte de "luna de miel" que las buenas formas le otorgan al recién llegado, ayer él mismo se encargó de dinamitarlo al descalificar como una "manga de charlatanes" y chupasangre a buena parte de la estructura burocrática que necesitará para llevar adelante su agenda.

Rodeado de legisladores, jueces y funcionarios, arremetió contra quienes "en todos estos últimos años se enriquecieron" desde la política en lugar de hacer ricos a los norteamericanos. "Yo me encargaré de velar para que todo eso se acabe."

En pocos minutos, pareció conferirle al Salón Oval mucho más poder del que realmente tiene. Esto es: tiene mucho. Pero no lo tiene todo. En Estados Unidos hay un sistema de pesos y contrapesos para el ejercicio del poder que hacen que la Casa Blanca no baste.

Con su discurso de ayer, el nuevo presidente pareció encender la mecha para hacer estallar todo intento de consenso entre demócratas y republicanos.

Mal comienzo

Ése no es un buen comienzo. Si algo se palpaba ayer era auténtica indignación entre demócratas por la forma en que renegó y descalificó todo lo hecho hasta ahora y, por elevación, tildó la gestión de Obama como "la política de charlatanería" que "ahora mismo se termina".

Si bien es cierto que los republicanos controlan ambas cámaras del Congreso, también lo es que no puede gobernarse pasando por arriba de todo el mundo.

El presidente que nunca ejerció de político dijo que estos eran poco menos que innecesarios cuando no perjudiciales. Una delicia para el oído de sus votantes. Pero tal vez no el mejor aceite para el engranaje de la administración de cuyas riendas ayer se hizo cargo.

Un quiebre que se convierte en problema para el jefe de gabinete, Rience Priebus, sobre quien recae la tarea de trabajar con el Congreso, y que, dentro del círculo de Trump, marca el triunfo de la retórica de Stephen Bannon, uno de sus asesores de discurso.

"Muchas de las promesas que Trump necesita cumplir implican mucho más que una firma", previno Richard Gore, analista político demócrata.

"Una cosa es decir que se va a dar marcha atrás con el sistema de salud que instauró el presidente Barack Obama. Otra muy distinta es generar otro, hacerlo de inmediato y no dejar en riesgo a 20 millones de personas que hoy disfrutan de...

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