Divide al Gobierno la estrategia frente a la ofensiva judicial

El divide al gobierno de Cristina Kirchner entre moderados y fundamentalistas. Un grupo de ministros quiere bajar la tensión porque considera que la Presidenta lleva las de perder en un año electoral como 2015. En cambio, la agrupación La Cámpora, más radicalizada, quiere ir a fondo y acorralar a los y a la familia presidencial.

Hasta ahora la Presidenta lideró a los "halcones", pero las "palomas" le aconsejan poner paños fríos. Existe una sorda disputa en el núcleo de Olivos. "Nadie sabe cómo va a reaccionar. Está en una etapa impredecible", dijo un alto funcionario.

Según confiaron a LA NACION altas fuentes oficiales, hasta el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini, "se está convenciendo a esta altura de bajar" el enfrentamiento.

En esa línea también militan el jefe del Gabinete, Jorge Capitanich, y los ministros más políticos, como el de Interior y Transporte, Florencio Randazzo; de Planificación, Julio De Vido; de Defensa, Agustín Rossi, y el de Justicia, Julio Alak.

Su mayor pesadilla es que Cristina sufra una prematura licuación de poder que le impida imponer candidatos propios en las listas del Frente para la Victoria para las elecciones de 2015. Y peor aún: que se judicialice la campaña y pierda el candidato presidencial oficialista, sea Daniel Scioli o Randazzo.

Los jóvenes camporistas, en cambio, buscan escalar el conflicto. Creen enfrentar una conspiración destituyente orquestada por el Grupo Clarín, los fondos buitre y las corporaciones hegemónicas. Y que todos ellos pretenden una condena y la prisión para Cristina Kirchner luego de que deje el poder en 2015.

En ese grupo están el viceministro de Justicia, Julián Álvarez, el diputado Eduardo De Pedro (ambos miembros del Consejo de la Magistratura), Máximo Kirchner y el jefe formal de La Cámpora, Andrés Larroque. No les interesa el futuro de Scioli ni de Randazzo. Están convencidos de que, puesta a pelear, Cristina aumenta su imagen pública y que como candidata a diputada -nacional o del Mercosur- traccionaría a las listas de candidatos camporistas.

Luego de que el juez federal Claudio Bonadio allanó su empresa Hotesur SA, Cristina Kirchner tuvo un brote de irritación en Olivos: "Éstos se creen que soy Carlos Menem, que se dejó meter preso cuando se fue. Clarín y los buitres me quieren ver presa. Pero yo no soy Menem".

De inmediato ordenó desempolvar el proyecto de ley para elegir por voto directo a los parlamentarios del Mercosur, que gozan de fueros e inmunidad judicial...

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