Diversidad: el mundo musulmán en el escenario laboral local

En una nueva embestida contra lo que múltiples organizaciones sociales y políticas consideran derechos fundamentales de las personas, el flamante presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, prohibió la entrada al país de ciudadanos de siete países de mayoría musulmana.

Ante esta situación, algunas empresas como Starbucks, Google, Airbnb, uber, GE y hasta el presidente del JP Morgan, entre otras entidades, manifestaron su desacuerdo en un esfuerzo por mantener y estimular políticas de diversidad, hoy vitales para el crecimiento de las organizaciones.

Datos del Pew Research Center (instituto de investigación de los Estados Unidos) dan cuenta de que los musulmanes son mayoría en 49 países del mundo.

En la Argentina, el 75% de la población (43 millones de personas) es católica. Hay cerca de medio millón de descendientes de inmigrantes musulmanes (el doble que la población de origen judío), ya que se trata de la tercera corriente inmigratoria después de los españoles e italianos. En su mayoría, provienen de Siria y Líbano, llegados en las dos primera décadas del siglo XX, según información de Centro Islámico de la República Argentina. "Hay una mayoría importante de argentinos musulmanes que se dedican al comercio mayorista y minorista", dice Ricardo Elía, secretario de Cultura del Centro Islámico de la República Argentina (CIRA).

Sin embargo, Zaira, una recepcionista en una entidad islámica, dice que la nueva generación de mujeres musulmanas elige carreras profesionales, pero que no es fácil para ellas "porque su manera de vestir llama la atención, algo que no pasa con los hombres musulmanes".

En el Reino Unido, donde hay estudios y estadísticas sobre el grado de discriminación que sufren las mujeres con hiyab (velo) en el mercado laboral, se determinó que las mujeres musulmanas tienen un 71% menos de posibilidades que las mujeres blancas cristianas de obtener un empleo. Según su último censo, el 58 por ciento de ellas está inactiva en el mercado laboral.

En estas latitudes, "las argentinas musulmanas llevan su fe de una forma muy natural y abierta. Realizar la oración (cinco veces por día) toma menos de cinco minutos de manera que no es un inconveniente en un ámbito laboral, tampoco la indumentaria", agrega Elía.

Zaira, por su parte, conoce a varias mujeres que han tenido problemas, por ejemplo, porque los taxis no paran cuando ellas los necesitan. También en el mundo del trabajo, en el cual "una amiga se presentó en un call center y no la tomaron por usar el velo".

El 1° de febrero se conmemoró el Día Mundial del Hiyab, en el que miles de mujeres alrededor del mundo vistieron...

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