Discurso del Ministro de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires e integrante del Tribunal que juzgó a las juntas

AutorLeón Arslanian
Páginas9-12
Efectivamente, en pocos días más se
cumple un aniversario, un aniversario
del Golpe del ’76, del 24 de marzo del
’76, que, como ya se
ha señalado, implicó
un cambio en la
tradición golpista
argentina iniciado en
1930. Esa tradición
golpista, que creó el
derecho
consuetudinario al
golpe, a las
alternancias entre
los Gobiernos civiles
y militares, tuvo por virtud no
solamente el acostumbramiento a esa
doble legitimidad, a ese doble estándar,
por un lado una legitimidad formal y
material de origen a través de la
elección y, por el otro, una legitimidad
espuria consumada sobre la base de
hechos que, lamentablemente, por una
aciaga decisión en su momento de la
Corte de Justicia convalidó esa
legitimidad sobre la base del
reconocimiento del control de una
situación de hecho determinada, con
una actitud -si se quiere- de
resignación y que permitió inaugurar
el modelo de los Gobiernos de facto en
la República Argentina.
Claro que es diferente este Golpe del
’76 cuya conmemoración estamos
haciendo en este momento. Fue
distinto porque fue criminal, porque
tuvo una finalidad manifiesta no
solamente de llevar adelante una
política de exterminio, un plan
criminal como, mencionaba recién
Ricardo Gil Lavedra, materializado a
través de las Fuerzas Armadas, Fuerzas
Policiales, sino también de terminar
con una situación o estado de cosas
referida a las condiciones sociales y
económicas imperantes a la sazón, que
mostraban a la República Argentina, de
la misma manera que la mostraban en
el Golpe del ’66, como un país donde
existía justicia social, donde había
equilibrio, donde había una clara
participación de la clase trabajadora en
la distribución del Producto Bruto
Interno. Era de un 46 por ciento la
participación del trabajador en la
división del PBI en el ’66, 51 por
ciento en el año 1976. La deuda
externa en ambos casos era pequeña,
era una deuda externa que estaba en el
orden de los mil y pico de millones de
dólares en el caso del gobierno radical
y que estaba cerca de los cinco mil
millones de dólares en el caso del
Gobierno de Isabel Martínez de Perón.
De otra parte, había pleno empleo,
había productividad, había un aparato
industrial importante intacto que
producía; seguía revertido el esquema
al que la división general del trabajo
Discurso del Ministro de Seguridad de la
Provincia de Buenos Aires e integrante del
Tribunal que juzgó a las juntas,
Dr. León Arslanian

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