Con el discurso se enredó dentro y fuera de la cancha

El aura de Ramón Díaz entró otra vez en discusión. River no logró escaparle a la ciclotimia que envuelve a los clubes argentinos: de aquel comienzo de año con éxitos deportivos y un clima interno renovado, después de la asunción de las nuevas autoridades, pasó a la intranquilidad que provocan dos caídas consecutivas y a los mensajes que generan confusión y turbulencias. Se enredó dentro de la cancha, con un retroceso en el juego colectivo e individual; se enmarañó afuera, con las palabras del técnico y el presidente Rodolfo D'Onofrio. La burbuja que actuaba de coraza se pinchó, y encontrar rápidas soluciones para que no se profundice la situación será una tarea que tendrá que asumir Ramón.El análisis que hizo el técnico, tras la caída con Colón, enseñó el desencanto de Ramón. El riojano se descargó, les apuntó a todos, aunque desnudó también que su estrategia no resultó la adecuada. "Estoy desilusionado. Podés perder, pero no de esta manera. El equipo no jugó, no presionó; en el primer tiempo prácticamente no tuvimos situaciones y eso es lo que más me preocupa. No me gustaron las formas. Para jugar con esta camiseta se necesita más actitud, carácter. La exigencia es para todos. Tenemos que cambiar rápido, porque el campeonato argentino es muy corto. Con un mal arranque ya estás al límite de no cometer más errores", decía, con gesto adusto, el entrenador.La palabra "actitud" encubre las falencias de sus dirigidos, pero también las propias, porque River, por determinación del técnico, optó por defender con tres jugadores, a pesar de que los intérpretes elegidos sólo tuvieron un par de ensayos juntos. El debutante Cabrera, Pezzella y Funes Mori, cuyos promedios de edad superan apenas los 21 años, terminaron redondeando una flojísima actuación; pero tampoco rindieron Ponzio -estuvo en duda su participación-, Carbonero, Vangoni y Teo Gutiérrez, que fue reemplazado en el entretiempo. Ese cambió generó ruido: no por el nivel del colombiano, que estuvo enrevesado, sino por un gesto que hizo el atacante ante una indicación. El díscolo futbolista observó el segundo tiempo desde el banco de los suplentes, mientras que el Pelado no ocultó su desazón por su nivel, algo que también ocurrió en el semestre anterior, cuando el DT le pedía goles y el jugador respondió que no se sentía cómodo siendo referente de área. "No lo vi como las últimas veces. Lo que veo es lo que siento y decidí sacarlo. A nadie le gusta salir. A mí me gusta que demuestren en la cancha su valor...

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