El discreto encanto de un pájaro enojado

Angry Birds es una película exitosa: ha recaudado millones globalmente, tras su estreno de este mes. Pero no cosecha elogios: principalmente, por no hacer justicia a la promesa que popularizó al videojuego de la empresa nórdica Rovio, la que sostiene que la bronca, como una emoción primaria, puede ser tan genuina como los sentimientos que ponía en pantalla Intensamente.

El debate sobre la adaptación de cómics (una nueva entrega de la saga X-Men también está en cartel) y juegos populares al cine sigue vigente.

Pero un aspecto más coyuntural y menos fantasioso lo pone en contexto en la cultura actual de los Estados Unidos: ni el film animado basado en los pajarracos del videogame ni siquiera la ficción House of...

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