Dinamita, dólares y dolores de cabeza en la Cordillera

AutorAndrés M. Dimitriu
CargoProfesor titular e investigador

La FAO convoca a defender las montañas con términos de bellas resonancias: "proteger el hábitat" y "mejorar el nivel de las comunidades que las moran", dos consignas que sustituyen, sin agregar nada nuevo, al controvertido "desarrollo sustentable". Sus animadores insisten con el error, a mi juicio nada ingenuo, de sugerir que las formas y objetivos actuales de crecimiento son compatibles con el cuidado de las personas, su economía y la naturaleza y proponen agregar montañas de textos internacionales que salgan en auxilio de esa creencia. Para ser plausible, sin embargo, esa campaña internacional en favor de las montañas debería tomar en consideración no sólo lo que dicen expertos, empresas transnacionales, ONGs y representantes gubernamentales fieles, sino también lo que no dicen (o publican, con resultados parecidos, en circuitos "que cualquiera puede consultar" cuidadosamente seleccionados) y, fundamentalmente, lo que en concreto hacen afuera de los salones de conferencias de la FAO o cualquier otro club de charlas amenas. En este caso, y para comenzar, habría que conocer, comparar y analizar en profundidad las diversas pretensiones sobre la cordillera de los Andes en todos los niveles, tanto de "las comunidades que las moran" como las que provienen de grandes conglomerados industriales, de transportes y servicios, incluyendo las finanzas, que son las que quieren determinar sin interferencias la dirección y las condiciones de la economía mundial. La primera gran sorpresa, o no, es que muy por encima de los esfuerzos locales o del insignificante asistencialismo correctivo que practica el gobierno, se proyectan descomunales pretensiones de uso intensivo de los recursos naturales de la cordillera que -no por casualidad- son desconocidos tanto por quienes viven en las montañas como por el resto del país. Me refiero concretamente al Tratado Minero entre Chile y la Argentina, firmado en 1999 durante la presidencia de Menem y transformado en un negocio "sustentable" gracias a la oportuna batería de leyes que lo ampara 1. La intención de quienes celebraron ese tratado es transformar el Cono Sur en uno de los distritos mineros más importantes del planeta, nada menos, y esto implica designar la cordillera como un inmenso depósito de metales y minerales puesto a disposición de un reducido número de empresarios cuyo principal riesgo es cumplir con las expectativas de impacientes accionistas e "inversores" bursátiles. Para entender la magnitud del...

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