Dime qué locura tienes y te diré qué tenista eres

MELBOURNE (De un enviado especial).- Estrellas, pero en definitiva seres humanos. Son escrutados por millones de personas desde la pantalla de TV. En la soledad del court dialogan con ansiedades y neurosis sin nadie con quien empatizar. No es fácil: dudas que asaltan, tensión física y mental, furia y hasta impotencia. Demasiada presión para arreglárselas sin recurrir a alguna superstición, tic o rutina que garantice más seguridad y autocontrol. Desde los mejores del ranking hasta los luchadores de Challengers y Futures, muy pocos escapan de los rituales, algunos ensayados puertas adentro y otros expuestos a las tribunas.Hay patologías para todos los gustos. Si disfruta de una racha ganadora, Serena Williams usará las mismas medias sin lavarlas. Además, la campeona de 17 Grand Slams lleva sus ojotas al court y tiene una forma particular de atarse los cordones. Nunca varía: hace rebotar la pelota cinco veces antes del primer saque y dos antes del segundo. En Rafael Nadal, el Nº 1, se detectan a simple vista mil y una cábalas: además de acomodarse el calzoncillo y llevarse su pelo detrás de las orejas, siempre se asegura de que el rival cruce primero la red en los cambios de lado. Antes de cada partido alinea sus botellas de agua con las etiquetas mirando a la cancha y las ingiere respetando cierto orden, nunca una misma dos veces seguidas. El...

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