Dilma y los trabajadores, un romance que se acaba

RIO DE JANEIRO.- Corren horas clave para la disputa entre Dilma Rousseff y los empleados públicos brasileños, en huelga desde hace varias semanas.Pese al riesgo de perder un apoyo clave en la base política del oficialista Partido de los Trabajadores (PT), la presidenta de Brasil no ha cedido ante los reclamos salariales e impuso como plazo este fin de semana para llegar a un acuerdo con los sindicatos, que se sienten cada vez más defraudados por la actitud intransigente de la mandataria."Las reuniones que van a ocurrir ya son de retorno. Es normal que las entidades realicen sus asambleas, evalúen y después regresen sólo para que concluyamos el proceso de negociación y firmemos el acuerdo", señaló anteayer el secretario de Relaciones de Trabajo del Ministerio de Planificación, Sergio Mendonça, a quien Rousseff colocó a lidiar con los sindicatos de servidores públicos que exigen aumentos que van desde el 30 al 50%.Desde que comenzó el conflicto, con el paro de los profesores de las universidades federales, a mediados de mayo, se levantaron en contra del gobierno, entre otros, los agentes de la Policía Federal y de la Policía Caminera, los empleados de las áreas de Salud, Previsión Social, Trabajo, Justicia, Relaciones Exteriores y la Receta Federal (impuestos), así como los trabajadores de la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa).En total, se calcula que la medida de fuerza involucra a unos 350.000 trabajadores del Estado federal, lo que provoca serios inconvenientes, desde la entrega de pasaportes hasta la circulación de alimentos y medicamentos.Sin embargo, más preocupada por los efectos de la crisis económica mundial, que hoy traba el ritmo de crecimiento de Brasil, la presidenta rechazó sus exigencias, ofreció a cambio un reajuste de sólo 15,8% dividido en los próximos tres años para todas las categorías por igual, descontó de sus salarios actuales los días que se trabajó, y autorizó que los puestos de los huelguistas sean ocupados por empleados municipales o estatales.Para colmo, advirtió además que aquellas categorías que no firmen el acuerdo con el gobierno no serán incluidas en los aumentos previstos en el proyecto de ley del presupuesto para 2013, que debe ser enviado al Congreso el próximo viernes, 31 de agosto."Dilma nos puso un cuchillo al cuello. Retrasaron las negociaciones y sólo esta última semana el gobierno vino con una propuesta que está muy por debajo de lo que pedimos. Nos sentimos traicionados", se quejó a LA NACION José...

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