Dilma busca opciones para evitar el derrumbe

RÍO DE JANEIRO.- Para Dilma Rousseff, éste es el peor año desde que llegó al poder, en 2011. La recesión económica, los enfrentamientos políticos en la coalición oficialista y el escándalo de corrupción en Petrobras derrumbaron su popularidad y llevaron a que se instalara la posibilidad de un impeachment pocos meses después de que ella consiguiera la reelección, el año pasado.

Ahora que 2015 llega a su fin y las probabilidades indican que la presidenta sobreviviría este turbulento inicio de su segundo mandato, el gobierno debe demostrar capacidad para salir del laberinto en el que está encerrado y enfrentar los tres difíciles años que le quedan por delante.

¿Cuáles son los desafíos que tiene Dilma y qué puede hacer para sacar a Brasil de la crisis y evitar su propio derrumbe? Los analistas coinciden en que en estos momentos de debilidad de la presidenta, la recuperación económica será esencial para conquistar cierto grado de confianza en su administración y empezar a revertir el panorama. Sobre todo después de que esta semana el gobierno sufrió un nuevo revés con la detención del líder de la bancada oficialista en el Senado, Delcidio Amaral, del Partido de los Trabajadores (PT), acusado de intentar obstruir las investigaciones judiciales en torno del escándalo en Petrobras.

"La crisis política sólo aumentará si no se empiezan a ver señales económicas positivas en el corto plazo", advirtió a LA NACION el diputado Sibá Machado, líder del PT en la Cámara baja, quien exhortó a la base aliada en el Congreso a no quedar estancada frente a las noticias.

"Es necesario aprobar antes de fin de año las últimas medidas de ajuste económico enviadas por la presidenta para que podamos entrar firmes en 2016", explicó.

La estrategia ya tuvo un obstáculo tras el arresto de Amaral, que obligó a postergar para la próxima semana la modificación de la ley presupuestaria que cambiaba la meta de superávit primario de 55.000 millones de reales (14.300 millones de dólares) para un déficit de 51.800 millones de reales (13.400 millones de dólares).

Rápidamente, Rousseff decidió que, para no ampliar el agujero fiscal, decretará un bloqueo de gastos por 10.000 millones de reales (2600 millones de dólares); el congelamiento podría generar un "apagón" en la maquinaria pública, que no tendría dinero para pagar cuentas de electricidad, agua o teléfono este mes.

Sin embargo, la presidenta confía en que se trata de una situación momentánea y que el Congreso aprobará los...

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