Algunos dilemas del cine argentino

El conflicto que estalló el 12 de abril con el desplazamiento del presidente del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales ( ), Alejandro Cacetta, está lejos de zanjarse por completo. Hay derivaciones institucionales y políticas muy importantes que están pendientes de definición, varios espacios de debate abiertos y en algunos casos todavía bastante encendidos, denuncias que esperan ser investigadas, algunos rumbos de acción decididos sobre la base de certezas y otros impulsados por conjeturas acerca de lo que podría ocurrir en un futuro cercano.

Presenciamos a lo largo de estas últimas dos semanas una sucesión constante de agitadas deliberaciones en asambleas públicas, despachos oficiales y estudios de televisión. Es bastante probable que la intensidad de esas polémicas disminuya en las últimas horas. Detrás de todas ellas asoma lo más importante, lo que va a perdurar en medio de los reclamos, las propuestas y los compromisos: la posibilidad cierta de pensar un presente y un futuro para el cine argentino, cuya compleja maquinaria quedó a la vista de todos como nunca antes había ocurrido en los últimos tiempos.

Poner bajo la lupa los engranajes básicos y esenciales de ese mecanismo es incómodo, y a la vez estimulante. El cine es una actividad compleja que involucra a múltiples actores (no sólo aquellos que dan la cara frente a la pantalla) y los desacuerdos en el camino son la moneda corriente. De hecho, resultó más complicado organizar el armado de la primera reunión desde la salida de Cacetta entre las autoridades del Ministerio de Cultura y del Incaa con el sector audiovisual (cuya integración es múltiple en cantidad y embrollado en la determinación de la representatividad de cada sector) que llevarla a cabo y lograr que surgiera de ella una agenda común.

A partir de ese encuentro, realizado el jueves, el Gobierno encontró aire para completar el reajuste interno del Incaa tras la salida de Cacetta y el sector audiovisual logró instalarse como interlocutor capaz de convertir algunas de sus reivindicaciones en compromisos concretos de futuras acciones gubernamentales. Al día siguiente, la estrategia se completó con la primera reunión como responsable máximo del Incaa que mantuvo Ralph Haiek con el Consejo Asesor del organismo, dentro del cual tiene representación, por ejemplo, la Asociación Argentina de Actores.

Uno de los reproches que se le había hecho al proceder oficial fue el modo en que ese Consejo Asesor quedó al margen de la...

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