El dilema radical abona los sueños de permanencia del kirchnerismo

está instalando la certeza de que ganará en primera vuelta en las presidenciales del próximo año. Según el exótico sistema de ballottage argentino, único en el mundo, el oficialismo necesitará para alcanzar ese objetivo sacar más del 40 por ciento de los votos en la primera vuelta con una diferencia de 10 puntos sobre el segundo. También ganaría en primera vuelta si lograra en esa ronda electoral el 45 por ciento de los votos. Por debajo del 40 por ciento, deberá ir a una segunda vuelta con el segundo mejor votado sin importar la diferencia de votos entre uno y otro. No hay hoy ninguna encuesta que respalde la triunfal aseveración del kirchnerismo, pero ya se sabe que éste no necesita de la realidad para instalar una verdad propia.

Esas seguridades comenzaron a difundirse antes de la cumbre del radicalismo del lunes último. Daban por descontado, por lo tanto, que sucedería lo que más le conviene al oficialismo: la fragmentación de sus opositores. Los dirigentes radicales decidieron en esa reunión que no irán ni con ni con , sino con sus propios candidatos predominando en . Ésa es la historia oficial. Los que saben leer los elípticos discursos radicales sacaron la conclusión de que la puerta cerrada fue la que conduce a Massa. "La de Macri quedó entreabierta, aunque sólo entreabierta", dijo un veterano de esos cónclaves radicales.

En rigor, varios discursos apuntaron que una alianza de los radicales con Pro podría significar el triunfo en las elecciones presidenciales y la conquista de siete u ocho provincias para gobernadores del radicalismo. Nadie contradijo esa aseveración. Sólo Gerardo Morales ofertó una alianza con Macri y con Massa juntos, que es lo que Massa viene proponiendo tanto a radicales como al propio Macri. Varios radicales descubrieron que esa fórmula es, al mismo tiempo, promovida por lo que ellos llaman el "establishment económico y financiero". La propuesta de Morales significaría, de concretarse, la disolución de UNEN. Ni Elisa Carrió ni muchos radicales cercanos a Macri tolerarían una alianza con Massa. El propio Macri la desestimó también ante los mensajeros de Massa.

El problema de los radicales es que las preferencias sociales se inclinan por tres candidatos (Daniel Scioli, Macri y Massa) y ninguno de ellos es radical. Eso asegura, con números más o menos iguales, la unanimidad de las encuestas. El tucumano José Cano fue el más duro y directo cuando se dirigió a la mesa donde estaban los presidenciables radicales...

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