El dilema de Dilma: cómo sacar al gobierno de su peor momento

RÍO DE JANEIRO.– Si en octubre último Dilma Rousseff pensó que tras ganar la reelección con el menor margen de la historia de Brasil tenía un camino allanado para su segunda presidencia, estaba muy equivocada. Desde que comenzó, y hoy la jefa de Estado se topa con

Los índices económicos siguen deteriorándose peligrosamente, mientras un inevitable ajuste ya generó protestas y amenazas de los sindicatos. Una ola de calor produjo una sequía récord en el Sudeste y trajo una crisis energética en todo el territorio, con un gran apagón, y advertencias de racionamiento de agua. Le siguieron intensos cortocircuitos en la coalición de gobierno. Y, como si eso fuera poco, la mayor tormenta –el escándalo de sobornos en Petrobras– no para de avanzar a tal punto de que, la semana pasada, la obligó a cambiar la dirección de la compañía por un nuevo presidente que no fue bien recibido por los mercados. Mientras tanto llueven acusaciones de desvíos realizados desde la petrolera por el tesorero del Partido de los Trabajadores (PT).

¿Qué alternativas tiene Rousseff para evitar que 2015 se convierta en su annus horribilis? Los analistas coinciden en que cualquier solución debe comenzar por la política.

"La situación política es muy complicada, tal vez la más difícil desde que el PT llegó al poder. Con el escándalo de sobornos en el Congreso del mensalão, en 2005, Luiz Inacio Lula da Silva pasó momentos muy tensos, pero su gobierno estaba más fuerte por la expansión económica de esa época, con los movimientos sociales calmados y la base aliada cohesionada", destacó a LA NACION Marcos del Roio, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Estatal Paulista (Unesp).

Hoy, la variopinta coalición izquierdista que le garantizó la reelección a Rousseff está muy desarticulada. Dentro del PT, muchos desconfían de la mandataria por no haber apoyado más al partido durante el juicio del mensalão, en 2013, donde la antigua cúpula petista fue condenada por corrupción, y hay quienes aún se lamentan de que el candidato a la presidencia el año pasado no haya sido Lula. La designación de un banquero ortodoxo -Joaquim Levy- como ministro de Economía y la de una representante del "agronegocio" -Katia Abreu- como ministra de Agricultura, además de otras omisiones en el reparto de cargos de este nuevo mandato, también generaron resistencias y divisiones con los otros partidos aliados. Tanto que la principal fuerza aliada del PT, el Partido del Movimiento Democrático Brasileño...

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