Diferenciar no es discriminar

En diciembre pasado, la Justicia bonaerense resolvió otorgar a la pareja mujer de una madre gestante la misma licencia por maternidad que le corresponde a quien da a luz. En un primer momento, la empresa para la cual trabajaba le había concedido los tres días que corresponden al padre según lo establecido por la ley. Aduciendo que no le correspondía ser "discriminada" por cuanto ella como su pareja eran ambas madres del niño, la empleada cuestionó el ofrecimiento de su empleador, logrando judicialmente la misma licencia que su pareja; esto es, 90 días a partir del nacimiento.Lo resuelto despierta no pocas dudas y suspicacias. La discriminación se plantea cuando se trata en forma desigual a personas que se encuentran en idénticas circunstancias o que participan de iguales características. En este caso, el denominador común que definiría la igualdad invocada para hablar de discriminación sería el carácter de "madre" que, aparentemente, quien reclamó invoca por tener ella voluntad procreacional sobre la criatura nacida del parto de su pareja.Ahora bien, la beneficiaria de la licencia otorgada judicialmente en el caso que nos ocupa es pareja de la madre gestante, pero no es quien llevó al bebé en su vientre, por lo que no sería sobre quien aplican los efectos de la licencia por maternidad. No hay aquí igualdad que justifique discriminación alguna. Una es madre en tanto dará a luz, la otra es pareja mujer de la madre. Y si se quiere, a los efectos registrales, también "madre" del bebé, pero no a los efectos de la protección debida a la parturienta por su condición de tal. Ello es así porque la justificación, razón de ser o fundamento de la licencia por maternidad es proteger a la gestante, permitirle reponerse luego del parto, brindarle más tiempo para el contacto estrecho con el bebé con el fin de favorecer el especial vínculo entre la madre y el recién nacido, promoviendo también...