Diego Osella.: 'Soy un técnico que no tiene un nombre'

Da indicaciones durante los noventa minutos, va y viene, sufre, disfruta, pide aliento y festeja con la gente cada gol de Colón. Diego Osella, nacido en Acebal, al sur de Rosario, hace 43 años, provocó una revolución en un club donde pasaron sin éxito entrenadores de la talla de Alfio Basile, Francisco Maturana, Jorge Fossati, Julio Falcioni, Gerardo Martino y Edgardo Bauza, entre tantos otros."Soy un técnico que no tiene un nombre", reconoce a LA NACION, en un salón del hotel de Congreso donde se aloja el plantel, uno de los principales responsables del actual milagro futbolístico que es el Sabalero, que llegó a tocar fondo en lo institucional y en lo deportivo y que, a falta de ocho fechas de finalizar el torneo, no sólo tiene chances concretas de mantener la categoría sino que también se ilusiona con ser campeón por primera vez.-¿Cómo te convencieron para que asumieras en un equipo prácticamente descendido y desmoralizado por los problemas institucionales?-Yo no soy un técnico conocido como para andar eligiendo qué equipo dirigir o no en primera división. Me preparé durante mucho tiempo para ver si podía existir alguna posibilidad y, cuando Eduardo Vega ganó las elecciones y me preguntó si me interesaba, con el cuerpo técnico hicimos una evaluación rápida y decidimos que era el momento de jugarnos nuestra carta. Confiaba en el plantel porque yo ya lo conocía del paso con Roberto Sensini, por eso decidimos jugarnos la chance.-De ese paso con Sensini hasta tu chance como entrenador principal, ¿cuánto peor encontraste el club?-El que estuvo en Colón sabe que es una institución modelo, con una infraestructura hermosa y de primer nivel, con hotel y un gran centro de entrenamiento. Nadie imaginaba ese momento, pero llegó y se tuvieron que tomar medidas. Esta nueva comisión decidió tratar de poner al club de pie en lo institucional tras una situación muy difícil y nosotros llegamos con la misión de levantar a un equipo que estaba casi descendido y que sufrió muchos golpes, como no poder incorporar, la quita de seis puntos, un partido menos por no presentarse a jugar con Rafaela... Un combo perfecto para desilusionarse rápido y decirle que no. Nosotros apostamos a otra cosa, a llevar al futbolista a su mejor versión, y que esa versión nos diera la chance de pelear.-¿Y qué hubo que hacer para convencer al jugador de que se podía pelear la permanencia?-El 6 de enero tuvimos una charla muy importante, en la que debimos asumir nuestro problema, que era el...

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