Diecinueve días de transición que Milei y, sobre todo, Massa pueden evitar que no sean 500 noches
Javier Milei habla afuera del búnker de La Libertad Avanza
Finalmente, el proceso electoral que inició formalmente en junio, terminó con el contundente triunfo de Javier Milei. Desde aquella tarde de inscripción de fórmulas, las urgencias de la economía, que entonces ya eran extremas, entraron en modo pausa.
Con la nueva configuración de la Casa Rosada, empieza la primer cuenta regresiva rumbo al cambio de mando. Ahora sí se podrá ver la calidad democrática de la Argentina y, puntualmente, de los contrincante en el balotaje. Los que miran esta escena son, ni más ni menos, los argentinos cansados y agotados de sostener la vela política mientras las soluciones a los problemas de sus bolsillos pasan a segundo plano.
Cuando el candidato y ministro de Economía subió al escenario, pasadas las 20, se le veía de lejos la cara de derrota: no era para menos. Pese a contar con la billetera más impresionante que se haya visto en una campaña, Sergio Massa y todo el peronismo unido no pudieron contra La Libertad Avanza (LLA). Como dijo el perdedor, el referente del "perokirchnerismo renovador", a Javier Milei lo separan 19 días para que le coloquen la banda presidencial. Para ser más precisos: 13 jornadas hábiles.
Justamente, ese tiempo será vital para entender la verdadera dimensión del país que heredará el libertario. Sucede que muchas variables que importan, y mucho, estaban atadas a la expectativa del triunfo del, por ahora y al cierre de esta edición, ministro de Economía. Con un presidente en ejercicio, Alberto Fernández, que abandonó la gestión hace más de un año, y con todos los ministerios apagados, Massa se dedicó a una gestión personalista y política , alejada de otro plan que no sea aguantar a fuerza de emisión, inflación y negociaciones puntuales con algunos sectores. Que se entienda, teléfono y conversaciones subidas de tono para llegar. No más que eso.
Por caso, los precios de los alimentos, de los combustibles y de la gran mayoría de los bienes de la economía están atados con alfileres por el Gobierno, maniatados por el miedo que Massa y su equipo les infligía a los empresarios de esos sectores para sostener el statu quo.
La semana pasada, un ejecutivo que maneja una empresa en el sector de consumo masivo, contaba que para ellos había una sola orden: que las góndolas no queden vacías . Eso, además de mantener los valores dentro de la burbuja ilusoria de Precios Justos , era toda la gestión del Gobierno para el sector. De hecho, no...
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