Diario de una madre

El título define la obra. Okãsan significa madre en japonés. Y ese será el punto de vista dominante a lo largo de todo el libro de Mori Ponsowy: el de una madre amorosa, vulnerable, dolidamente perpleja ante la madurez de su hijo, que a los veinte años decidió hacer realidad el sueño, acariciado desde la niñez, de vivir en Japón.Rumbo a Tokio voló Matías, con una beca del gobierno japonés para cursar estudios universitarios, y detrás de él -cuando ya no pudo más de tanto extrañarlo-, su afligida okãsan, Mori. A partir de allí se despliega, sutil y delicado, el diario de su visita, que duró catorce días, a un país, una cultura y, sobre todo, una vida -la del hijo convertido de pronto en un adulto- completamente desconocidos.La trama que teje Ponsowy es femenina hasta el tuétano, hecha, en la superficie, de observaciones sobre paisajes y gentes que pasan delante de sus ojos como el maravilloso decorado del único drama que en verdad le importa y que tiene un solo protagonista: su adorado Mati. Pero la cotidianidad de ciudades y aldeas que escancian la travesía se enhebra también con las reflexiones sobre la relación entre madre e hijo (nada abstractas, por cierto: aquí todo se trata, concretamente, de esta madre y este hijo), y recuerdos: la infancia de Matías, cuando ambos vivían el uno para el otro encerrados en una burbuja de dos, que los hacía inmensamente felices; el amor en la distancia por el padre de su hijo, los viajes y la propia condición de Mori como hija de una madre ahora frágil por los años y necesitada de sus cuidados.Ponsowy escribe sin pudores sobre cuestiones que van desde la preocupación porque Matías se alimente bien o se arregle el cabello hasta la contradicción de haber criado un hijo para la libertad y lamentar que esa libertad lo haya llevado a un país lejano. O la ambigüedad de querer que el retoño madure, pero aferrarse a la vez al varón-niño, porque en tanto niño seguirá siendo solo hijo, es decir, solo para la madre. El varón-hombre, en cambio, lo es para el mundo. Para...

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