Día de la Madre. Célebres en la vida pública, amadas en la intimidad

Gigliola Zecchin y su hija Aldana Duhalde: "Compartir la vida con mamá es sinónimo de profundidades, de ideas claras, de disquisiciones éticas, de lana, de seda y de puro algodón", dice

Las celebraciones, por caso el Día de la Madre, tienen ese no sé qué de arbitrario y, también, un enorme plus de oportunidad. Porque qué bien viene, cada tanto, detenerse un poco, olvidar el vértigo, regalar y regalarse tiempo, palabras, recuerdos, emoción. Algo de eso realizan, en los textos que siguen, César Doretti, Annie Dutoit-Argerich, Aldana Duhalde y Facundo Gómez Minujín. Hijos, respectivamente, de Magdalena Ruiz Guiñazú , Martha Argerich , Gigliola Zecchin -la popular Canela- y Marta Minujín , cada uno de ellos recrea la zona íntima, ese circuito de amor oculto a los ojos del gran público, donde creció el vínculo con sus madres.

César Doretti, hijo de MAGDALENA RUIZ GUIÑAZÚ

En particular este día de la madre es muy especial. La realidad es que físicamente mamá ya no está. Sin embargo, a pesar de su partida hace un mes, está más presente que nunca. Es notable como se da el sentido inverso. Su ausencia inevitable la hace más presente que en otras oportunidades en la misma fecha. Pensar en mamá ausente inexorablemente me lleva a ir recuerdo tras recuerdo. Me introduce en la etapa interminable de recuerdos imborrables. Un recorrido desde el día cero del colegio. Desde el primer día de ingreso al jardín de infantes a llanto partido, generando mi rápido regreso a casa luego de que las maestras le pidieran que me llevara inmediatamente para que los demás no comenzaran a llorar bajo el juramento de que si accedía, al día siguiente volvería sin problema.

Magdalena en plena charla con sus hijos, a quienes siempre impulsó a pensar

Innumerables idas al club desde recién nacidos donde disfrutábamos cada minuto y rogábamos que mamá prolongara su charla entre amigas para poder quedarnos a comer con nuestros amigos. No es que fuera una deportista nata pero despuntaba un poco de tenis, lecturas, juegos de mesa y tapices con el grupo de madres. Suficiente para que nosotros pudiéramos disfrutar hasta el último segundo. Así era mamá, muy sociable.

En la etapa de primaria y secundaria, su profesión iba tomando mayor envergadura y viajaba con mayor asiduidad. Cada viaje representaba una oportunidad de recibir los regalos que cada hijo había descripto cuidadosamente. Cada uno armaba su lista personal. Mamá era muy generosa y se tomaba su tiempo para recorrer tiendas de música, deportes y ropa en general para cumplir con la cuidada lista de pedidos. Vivíamos su regreso con mucha ansiedad. Su profesión me lleva a recordar también los estudios del "viejo" canal 7 donde más de una vez nos tocó hacer la tarea del colegio. Las salidas de apuro acompañándola porque tenía que cubrir una nota y no quedaba nadie mayor en casa, entre las que alternamos desde entrevistas con quienes esperaban pacientemente haciendo cola para ver a Perón hasta la visita inesperada a una comisaría de Plaza Italia luego de un diálogo poco fructífero con un agente del orden que había impedido que mamá llegara a cubrir un evento.

Los veranos formaron parte del ADN familiar viajando desde muy pequeños al Uruguay. Un lugar soñado por mamá, con su casa frente al mar. Uno de sus logros más buscados. Un lugar que mamá amó con todo su corazón y le llenaba el alma. Disfruto inmensamente las comidas con sus amigos, a quienes adoraba invitar y de los que nosotros escuchábamos atentamente todos sus cuentos. Muy enriquecedor poder compartir...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR