Por un día, Buenos Aires se disfrazó de Londres

La ciudad amaneció ayer envuelta en un manto blanco, fantasmal. La no permitía ver más allá de los 100 metros y la cima de los edificios desaparecía en la nada. Como el Obelisco, que no se podía ver desde la bajada de la autopista Illia. Y las malas condiciones climáticas , que estuvo cerrado durante más de seis horas. Las terminales se colmaron de pasajeros que no sabían cuál sería su destino. Los más afortunados fueron trasladados a Ezeiza para salir desde allí, pero muchos de los viajes fueron reprogramados para hoy.

La espesa niebla no se disipaba a medida que transcurría el día. Cerca del Río de la Plata parecía que el planeta terminaba del otro lado de la avenida Rafael Obligado. El manto fantasmal, a su paso, se transformaba en humedad y una llovizna que, a pesar de no mojar el pavimento, lo volvía resbaloso.

Aeroparque cerró para todo...

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