La deuda y Cristina presionan a Alberto Fernández

Es improbable, y hasta imposible, que Alberto Fernández haya querido demostrar ahora la distancia política (que existe) con Cristina Kirchner. Es la expresidenta la que lo está forzando a poner en evidencia que hay entre ellos concepciones muy distintas sobre la política, la economía, la Justicia y el mundo. En efecto, el Presidente tiene en estos días problemas más graves que las disidencias ideológicas que exhibe su mentora.Ayer, el Presidente debió optar entre dos decisiones extremas sobre la deuda argentina: emitir pesos a niveles significativos o reperfilar los compromisos que vencen mañana. Prefirió hacer una reestructuración compulsiva de la deuda de corto plazo (lo que podría significar una mala señal para una administración que se propone renegociar toda la deuda pública), pero la emisión descontrolada de pesos era peor, consideró el Gobierno.Gran parte de esos pesos se hubieran utilizado para comprar dólares, lo que habría provocado una nueva escalada del precio de la moneda norteamericana y, por consiguiente, de la inflación. El único problema es que Alberto Fernández vuelve a tropezar con sus antiguas palabras. Cuando Mauricio Macri resolvió en agosto pasado, luego de las primarias que ganó abrumadoramente el actual oficialismo, reperfilar los vencimientos inminentes, Fernández dijo una frase inquietante: "Macri acaba de decretar el default de la deuda argentina".Ni Macri en agosto ni Alberto Fernández ahora decidieron un default. Un default de la deuda es otra cosa. Los dos presidentes postergaron los vencimientos con fechas precisas de pago en meses próximos. Un default es un anuncio de que la deuda no se pagará sin más precisiones ni aclaraciones. Los compromisos del país quedan, por lo tanto, sujetos a futuras negociaciones con los acreedores, de las que no se sabe ni siquiera cuándo comenzarán ni, mucho menos, cuándo terminarán.Si bien la palabra reperfilamiento es una creación argentina para eludir palabras más correctas (como postergación o reestructuración compulsiva), lo cierto es que los dos presidentes estaban imposibilitados de pagar los compromisos más cercanos. La deuda argentina es inviable en los términos en que está ahora. Por eso, hasta el Fondo Monetario está reclamando una quita del capital para los bonistas privados. Es una manera, dice, de mostrar un programa de pagos creíble, porque de otra manera el país volverá a caer en una crisis de su deuda más pronto que tarde. A los dos presidentes los une también...

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