El deterioro moral de nuestras Fuerzas Armadas

Ya en 2010, el Libro Blanco del Ministerio de Defensa de la Nación, reconocía que a comienzos del siglo XXI el sistema de defensa nacional presentaba un conjunto de disfuncionalidades estructurales que habían contribuido a sumirlo en "una profunda crisis existencial". Entre ellos se destacaban: la desorientación estratégica; un marco normativo e institucional incompleto; la ausencia de organización y de acción militar conjunta; la obsolescencia y degradación del material; la ineficiencia estructural; la desarticulación de la ciencia y la tecnología; el desmantelamiento de la industria de la defensa; la inorganicidad del subsistema de inteligencia militar, y la falta de articulación con el sistema de seguridad interior. Éste era un reconocimiento oficial del grado de deterioro de las Fuerzas Armadas argentinas.

Desde 2010 hasta hoy la situación no se ha corregido, sino que se ha agravado. Los presupuestos militares han sido destinados casi en su totalidad al pago de sueldos y gastos administrativos. El equipamiento y el armamento se han deteriorado, y han perdido su capacidad para la acción bélica y para el entrenamiento eficiente. La carencia de aviones de combate es un hecho conocido, al igual que el canibalismo de las naves de guerra, al extremo del hundimiento de una fragata misilística estando amarrada en Puerto Belgrano. La primera noticia de una inversión en equipamiento es el proyecto de adquisición de aviones caza a China, una decisión con color político y seguramente escaso análisis profesional y estratégico.

Pero no sólo lo material y lo operativo en materia de defensa muestran una grave situación. Lo moral y anímico tiene también un peso sustancial y no todo el desánimo proviene del deterioro en las oportunidades profesionales. Hay otras cuestiones que configuran un cuadro de agravio moral. La justicia militar fue eliminada con la excusa de que no servía para juzgar a sus propios miembros por lo actuado en la lucha contra el terrorismo en los años 70. La justicia civil debió actuar sobre un terreno tan poco apropiado a sus cánones como el de una guerra interna. La posterior comprensión de esta anomalía llevó en su momento a la sanción de las leyes de punto final y obediencia debida. Luego se avanzó hacia la pacificación mediante los indultos presidenciales que favorecieron a los procesados y condenados de ambos bandos de aquella lucha. Sin embargo, posteriormente se desanduvo este camino y se introdujo un planteo de fuerte...

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