Desvelada. Se apagan las luciérnagas

La magia de los lampyridae (su nombre en latín) radica en un complejo proceso ligado con los rituales del apareamiento; las condiciones de vida de las últimas décadas los están poniendo al borde de la extinción

El jardín está a oscuras, hace calor, no hay luna y si bien me da un poco de miedo, la idea de atrapar luciérnagas vence cualquier temor. Algunas vuelan encendiendo sus lamparitas intermitentes en vuelo. Son las más difíciles de agarrar porque cuando veo la luz y junto las manos en forma de esfera y creo tener una, se escapan. Mucho mejor es ir caminando lentamente por el pasto mirando hacia abajo y esperar a que se enciendan. On, off, on, off. Cuando lo hacen, hay que agacharse rápido para estimar su ubicación y esperar al próximo on. Ahí, hay que atraparlas entre los dedos con cuidado de no lastimarlas.

Lampyridae , así es su muy apropiado nombre en latín que suena a "lamparitas", un nombre en latín como el que lleva toda especie que se precie (y haya sido catalogada por la ciencia). Veo mi mano pequeña, mis dedos infantiles agarrarlas con suavidad (y un poco de impresión). Apagadas son como cualquier bicho, más como pequeños escarabajos y más vale no mirarlas demasiado porque puede que se me vayan las ganas de tocarlas si siento sus patas caminándome por la piel. Apoyo una en mi palma y la dejo que se encienda una vez más con su luz amarillento verdosa antes de colocarla en un frasco de mermelada que me entregaron lavado y seco para que las junte. La inspecciono bien de cerca y casi puedo tocarla con la punta de mi nariz.

Los lampíridos, así también se las llama formalmente, se caracterizan por su capacidad de producir luz y por supuesto, como casi todo lo bello, esto está ligado a algún tipo de ritual que permita, en última instancia, el apareamiento. Esta sensual luz que emiten a intervalos de entre seis y ocho segundos se produce por la oxidación de una sustancia, la luciferina, en presencia de una enzima en un proceso más menos complejo llamado bioluminiscencia.

Hay unas 2200 especies de luciérnagas en el planeta y su luz parece estar apagándose. Los motivos son tan obvios que aplican a la mayoría de las especies en peligro y estamos cansando de leerlos. Aún así, hacemos muy poco al respecto. La destrucción de su hábitat, el cambio climático, pero sobre todo, en el caso de las luciérnagas, la polución lumínica. Un mundo que se oscurecía cuando caía el sol, hoy vive iluminado artificialmente cada noche, y desde el espacio, la...

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