Después de las PASO se desaceleraron las causas de corrupción kirchnerista

El giro comenzó en las horas que siguieron al triunfo arrollador de Alberto Fernández en las elecciones primarias de agosto. Con contadas excepciones, camaristas, jueces y fiscales de los tribunales federales de Comodoro Py descontaron el cambio de clima y se acomodaron a los nuevos vientos políticos. Sin que nadie se lo pidiera. Tampoco fue necesario.Siete meses después, el saldo es elocuente: se levantaron todos los pedidos de prisión preventiva contra la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner; una quincena de figuras cercanas al kirchnerismo se beneficiaron con sobreseimientos, revocatorias o nulidades, entre otras variantes procesales, y al menos 12 cosecharon excarcelaciones y quedaron en libertad o se marcharon a sus casas bajo arresto domiciliario, según un relevamiento de resoluciones y estadísticas que completó LA NACION.El contraste con el derrotero de exfuncionarios de Cambiemos y referentes diversos de la oposición es, también, elocuente.Procesamientos, imputaciones y denuncias contra una veintena de figuras se combinaron con allanamientos, revocatorias de sobreseimientos y órdenes de profundizar investigaciones que parecían encaminarse a su final.Para el Frente de Todos, liderado por la expresidenta, las últimas decisiones judiciales demuestran que entre 2015 y 2019 fueron víctimas del lawfare -es decir, la aplicación de leyes y de procedimientos jurídicos para perseguirlos-, y que ahora los tribunales, ya libres de la presión macrista, comenzaron a enmendar los abusos y liberar a "presos políticos".Desde la coalición Cambiemos trazan la visión contrapuesta. Sus referentes sostienen que son víctimas de los jueces y fiscales que no pudieron -o no quisieron- destituir, y de las malas prácticas tribunalicias que no pudieron -o no quisieron- enmendar mientras ocuparon la Casa Rosada.Ajena a estas posiciones antagónicas, y tras estudiar la labor del Poder Judicial argentino durante las últimas décadas, una profesora de la Universidad de Rochester, Gretchen Helmke, definió la forma de proceder de muchos jueces y fiscales como la "lógica de la defección estratégica". Es decir, la tendencia de los magistrados a aumentar sus decisiones contrarias al gobierno saliente y favorables al entrante, basados en lo que creen que será importante o de interés para las nuevas autoridades.Esa dinámica procíclica la vivió Carlos Menem, quien disfrutó de los "jueces de la servilleta" durante los 90 para terminar acorralado, procesado y detenido...

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