Ni en la despedida de su padre hubo paz para Arantxa

Los conflictos entre las tenistas notorias y sus padres-managers sumó un capítulo que reverdece aquel que signó a Arantxa Sánchez Vicario. Pocas horas después de la muerte de Emilio Sánchez, su padre, el jueves pasado en Barcelona, la tres veces ganadora de Roland Garros intentó ingresar en la sala donde eran velados sus restos, junto con su marido, el empresario Josep Santacana, pero Javier y Emilio, hermanos de Arantxa -también ex tenistas- se lo impidieron.

Todo había comenzado cuando Arantxa publicó su libro de memorias, "¡Vamos!" (el título recuerda la expresión de aliento de la española, durante los partidos), en 2012. Allí describía la presión de su padre y de su madre, Marisa, infaltable en los torneos, quienes intentaban dirigir su vida profesional y privada.

Pero lo más grave, según publicó El País, fue la denuncia de que su familia se había apropiado de 45 millones de euros, una parte del...

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