La desinflación será más lenta y se limita la venta de reservas

El sinceramiento de las metas de inflación al que obligó el acuerdo con el FMI implicó reconocer que, como preveía el mercado, lograr un ritmo de suba de los precios en línea con la normalidad mundial de un dígito le llevará a la Argentina mucho más tiempo del que había previsto el Gobierno en principio.

Las novedades que trajo en este sentido el entendimiento, cuyos detalles restan conocerse, es que el Banco Central (BCRA) se compromete a lograr de aquí en más un recorrido descendente de la inflación que la lleve a ubicarse por debajo del 22% anual a partir de julio y la termine dejando al 17% recién a fin de 2019.

Es decir, a encarar un proceso de desinflación mucho menos ambicioso que el que se preveía hasta fin de 2017 (cuando se apuntaba a una meta del 10 al 12%) y que el recalculado entonces (al 15%) que supondría una baja de 5 puntos en la inflación a un año vista y de 10 puntos en un año y medio, dado que se parte del supuesto de una inflación del 27% para este año, que es el planteado en el último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM).

Dicho recorrido quedará explicitado en metas trimestrales interanuales (a observarse en marzo, junio, septiembre y diciembre) que se darán a conocer cuando el directorio del FMI apruebe formalmente el acuerdo y que la entidad que preside Federico Sturzenegger deberá comenzar a cumplir desde julio.

El esquema reconoce que el nuevo punto de partida de las metas (que plantean un objetivo de inflación de 13% para 2020; 9% para 2021 y recién 5% para 2022) es "complejo" por el derrame que la devaluación tiene y tendrá sobre los precios internos, la incidencia que la evolución del dólar tiene sobre tarifas (ahora que el Gobierno volvió a vincularlas en los contratos energéticos) y combustibles, y los rezagos naturales que implica la aplicación de cualquier política monetaria.

Dadas estas "incertidumbres "el BCRA aclaró ayer en un documento...