Descubrimiento de América. Carne salada, ratas, una jaula colgante como baño y otros pormenores de la épica travesía de Colón

Réplica de los tres barcos que participaron en el primer viaje de Cristóbal Colón, en el Muelle de las Carabelas (Palos de la Frontera, España). Wikimedia Commons

¿Qué tienen en común la española Consuelo Varela, el italiano Gianni Granzotto, el rumano Alejandro Cioranescu, la estadounidense Alice Bache Gould, el alemán Jakob Wassermann, el colombiano Manuel Uribe Ángel, el griego Nikos Kazantzakis, el argentino Enrique de Gandía, el finés Björn Landström, el ruso Yakov Svet y el peruano Luis Ulloa? Conforman un amplio y prestigioso grupo de investigadores e historiadores denominados colombistas. Junto con varias decenas de colegas, y en épocas muy diversas, han estudiado en profundidad la vida de Cristóbal Colón y los pormenores del Descubrimiento de América.

Sobre la vida del genovés se han escrito cientos de biografías. Su historia trasciende a España y al continente americano: es una figura universal. La hazaña que llevó adelante marcó el fin de la Edad Media y el ingreso a una nueva era. Su acción lo ubica como protagonista central de la época, por encima de los reyes católicos, Américo Vespucio, Magallanes, Hernán Cortés, Francisco Pizarro, Juan Díaz de Solís y todos aquellos que lo sucedieron. Vale como dato un simple cotejo de fechas: Colón murió en 1506, doce años antes de la conquista de México y cuando aún faltaban 26 años para que se iniciara el avance sobre el Perú. Sin embargo, suele relacionarse al marino con todos los hechos que se desencadenaron a partir de 1492, sin detenerse a evaluar las responsabilidades.

Carne, porotos, quesos y cebollas: la dieta a bordo

El apasionante viaje a la tierra desconocida es considerada una de las grandes aventuras de la historia universal. Gracias a investigaciones de los colombistas —como Samuel Elliot Morrison, por ejemplo, que era marino— pudieron recrearse los aspectos más cotidianos de la travesía. Comenzamos con la despensa, lo que nos permitirá saber algo acerca de la dieta a bordo. Colón previó alimento para varios meses y embarcó abundante carne salada, sardinas, anchoas, tocino, porotos, lentejas y garbanzos, además de pan bizcocho, es decir de dos cocciones, y queso conservado en aceite. Ajos y cebollas para condimentar . Todo bajo la supervisión del despensero, una figura central de la tripulación. Toneles de agua y de vino completaban el menú. Debe tenerse en cuenta que la pesca era bienvenida, pero era poco frecuente que se obtuvieran piezas del océano.

Unos 87 hombres realizaron la travesía en un viaje que demandó poco más de un mes. En realidad, si bien partieron del puerto de Palos el 3 de agosto, por averías y reaprovisionamiento, se detuvieron en las islas Canarias y prosiguieron viaje el 6 de septiembre.

Música: la compañía infaltable

La música era uno de los hechos más comunes de la vida marinera. Cantaban todo el tiempo: para animar el espíritu y realizar tareas que requerían el esfuerzo coordinado de varios hombres, quienes se movían al ritmo de la melodía. También se daban las órdenes y anuncios mediante canciones. Por ejemplo, a la salida del sol se escuchaba al paje entonar la cantinela del alba:

Bendita sea la luz

y la santa Vera Cruz.

Y el señor de la verdad

y la Santa Trinidad.

Bendita sea el alba

y el Señor que nos la manda.

Bendito sea el día

y el Señor que nos lo envía.

Mientras la mitad de la tripulación trabajaba, el resto descansaba. Los turnos eran de cuatro horas. Un grumete era el encargado de controlar el tiempo. Lo hacía con una ampolleta (reloj de arena) que era necesario dar vuelta cada media hora, acompañando la tarea con la canción correspondiente. Además, tenían un canto para llamar a...

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