El desafío de salvar caballos usados para tirar carros en medio de la fragilidad legal

Dos yeguas caminan juntas, muy lentamente, alrededor de unos fardos de alfalfa. A la más pequeña, Lilu, le arrancaron los ojos con una vara de hierro, y como no puede ver siempre se mueve junto a Espe, que tiene un rudo pelaje marrón y lleva una prótesis, porque perdió una pata cuando quedó atrapada en una cerca de alambres. Sus debilidades las hermanaron, según explicaron ubicado en la ciudad bonaerense de Brandsen."Nos ocupamos de caballos en estado crítico: con diagnóstico de eutanasia, abandonados en la calle, fracturados. Recibimos animales que fueron utilizados para tirar de los carros de los recolectores de residuos, pero también animales entrenados para jineteadas, carreras, salto, trote americano", explicó a LA NACION Florencia Sampietro, directora del CRRE.En agosto pasado, la policía encontró 420 caballos en un predio ilegal ubicado en el partido bonaerense de Ezeiza. Muchos murieron durante los días del rescate y 35, enfermos y desnutridos, llegaron al CRRE. Por el momento, la Justicia busca determinar adónde iban a ser enviados estos animales y por qué estaban en ese terreno de casi 500 hectáreas que no estaba habilitado para la cría equina.Los activistas denuncian ahora que estos animales rescatados podrían haber sido robados, y uno de los hombres detenidos en agosto en el operativo de las fuerzas de seguridad tiene antecedentes penales por integrar una banda de ladrones.En 2002 fue capturado durante otro procedimiento policial: 45 redadas concluyeron con el hallazgo de 2500 caballos que este grupo delictivo planeaba destinar a la faena para exportación de carne, según consignó LA NACION en aquella oportunidad.Según las últimas estadísticas oficiales disponibles, durante el primer semestre de 2018, la Argentina exportó, principalmente a Asia y a Europa, seis millones de kilos de carne de caballo."Los caballos son robados de los campos por cuatreros. Si el caballo es dócil, si sirve para tirar de un carro, se lo venden a los recicladores, que juntan cartones, plástico y metales. Pero si el caballo no sirve para el carro, lo mandan a las faenas, clandestinas o legales", dijo Sampietro, mientras tomaba mate y analizaba a los animales rescatados de Ezeiza que llegaron al campo de Brandsen en medio de una causa judicial que comenzó pocos meses atrás, con una denuncia de esta ONG.Sampietro, tiene 30 años de edad, estudia la carrera de Veterinaria en la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER) y, junto a un equipo de voluntarios...

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