El desafío en la era de la madurez

El secreto del seleccionado nacional de handball es tomar lo mejor de cada época: aquella sana inconsciencia demostrada en el Mundial de Suecia 2011 y esta madurez para encarar el desafío de Qatar 2015. Es decir: recuperar el pícaro atrevimiento de hace cuatro años, que provocó un impacto histórico, y usufructuar la experiencia adquirida hasta hoy. Dady Gallardo es una suerte de químico que debe mezclar dosis equilibradas para que el producto final sea consistente: "Si bien tenemos más rodaje, lo bueno sería recobrar aquel espíritu de animarse a jugar contra cualquiera y estar convencido de que les ganás", asegura el entrenador, artífice de la primera clasificación olímpica del handball argentino para Londres 2012.

El gran día para Los Gladiadores será el 16, que marcará el debut mundialista ante Dinamarca, una de las potencias. La zona que le tocó a la Argentina no dará respiros: también incluye a Polonia, Alemania, Rusia y Arabia Saudita, este último el único rival realmente accesible. En pos de llegar afilados a Doha, en el oeste asiático, el equipo ya arribó a Nantes para disputar un cuadrangular preparatorio con Francia -pasado mañana-, Macedonia y Argelia. Pero antes de la partida se advertía un paciente optimismo en el Cenard, señal de equilibrio emocional: ni confiados en exceso ni muy en guardia a la espera de lo qué sucederá.

Entre la participación en ligas europeas y en el ámbito local, el grupo anda desperdigado por el mundo en cada temporada durante la mayor parte del año, un factor que trae sus consecuencias. "A veces, cuando nos juntamos, no nos acordamos de las jugadas o las recordamos con otro nombre", reconoce Pablo Simonet, el menor de los tres hermanos, que sin embargo siente que el plantel volvió a encastrar muy bien luego del reencuentro: "Ahora no queda nada para la recta final del Mundial, estamos bien física y mentalmente; descansamos y vimos a todos los amigos que teníamos que ver. Ojalá salga todo bien en Qatar".

En los últimos días de diciembre, el casamiento de Sebastián Simonet con Florencia, en Pilar, fue una buena excusa para compartir y estrechar lazos. La diversión y el disfrute, antes de la fragorosa lucha en el parquet qatarí: "En el salón había tres mesas enteras del equipo, contando cuerpo técnico y jugadores. Son compañeros y amigos de mil batallas, dentro y fuera de la cancha. Era importante que estuvieran", relata. Igual, al mayor de esta familia de cracks le quedó un detalle pendiente: "A mi esposa...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR