El desafío de grabar las sinfonías de Dvorak y también corregir una

José Serebrier corrige cuando se le pregunta por su condición de ser uno de los directores de su generación con el mayor número de grabaciones. "No soy uno de, soy el que más grabaciones ha hecho. Esta cuenta la ha hecho el sello Warner muy bien, ellos lo tienen todo calculado y así me distinguen. Grandes como Von Karajan hicieron más (pero muchas son de 30 minutos) y éstas se contabilizan de manera diferente de los CD, que tienen 80 minutos", afirma el director uruguayo durante la breve visita que lo trajo a Buenos Aires para presentar el trabajo que hizo para este sello junto a la Orquesta Sinfónica de Bournemouth: una caja de siete CD con todas las Sinfonías de Dvorak, además de las Leyendas y las Danzas Eslavas.

"La finalidad de la grabación es comunicar y aportar algo personal, así la gente va a querer escucharlo una segunda y una tercera vez. Mis discos se pasan mucho en las radios del mundo, y ésa es una de las razones por las que sigo grabando. Es una satisfacción, porque en la radio se atrae mucho público, no sólo en los conciertos." Afirma no sentir diferencia al abordar una pieza en un concierto o en un estudio de grabación: "Ése es el secreto, yo lo hago como si el público estuviese detrás de mí. He aprendido a imaginarlo, porque si no, grabar es frustrante, hay algunos artistas que no han desarrollado ese talento y se nota. Otro secreto es no utilizar luz, ni verde ni roja, para indicarles a los músicos cuando estamos grabando, porque a veces la primera vez es la mejor".

Una grabación en vivo de la Octava Sinfonía de Dvorak durante un concierto en Sydney fue precisamente su primer éxito internacional. "Ese trabajo fue posterior a la grabación como director asistente que hice junto a Stokowski de la Cuarta Sinfonía de Charles Ives y que se convirtió en un best seller, pero sólo en los Estados Unidos, porque en el resto del mundo no sabían qué era. Fue mi debut discográfico, yo tenía apenas 20 años y resultó muy difícil, la partitura daba miedo. En ese momento, para diferenciarme de Stokowski, yo dirigía con batuta, ahora prefiero hacerlo con la mano, que tiene más expresión. Por la forma como uso las manos, puedo cambiar la suavidad de una orquesta sin tener que hablar," afirma Serebrier.

El trabajo que presenta ahora es consecuencia del deseo de los integrantes de la Orquesta Sinfónica de Bournemouth, que, buscando ampliar su repertorio con algo más internacional, le propusieron grabar el ciclo completo de las sinfonías de...

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