El desafío energético

Quien se haga cargo del gobierno nacional a fines de 2015 tendrá por delante el de restablecer el y recuperar la calidad y capacidad de los y distribución de gas y electricidad. La "década ganada" ha sido en este campo peor que una década perdida.No sólo se dejó de exportar petróleo y gas como se lo hacía anteriormente, sino que hoy es necesario destinar anualmente más de 15.000 millones de dólares para importar estos productos. Por el gas licuado importado se paga un precio tres veces mayor que por el gas nacional y en los próximos tres a cuatro años estas compras deberán crecer inevitablemente.Por otro lado, la insuficiencia de inversiones en el sector eléctrico provoca cortes por falta de capacidad generadora en días de alto consumo. Muchas empresas y edificios se han visto obligados a instalar grupos electrógenos propios y el sistema nacional de despacho de cargas operado por la Compañía Administradora Mayorista del Mercado Eléctrico (Cammesa) se ve necesitado de hacer funcionar equipos antiguos e ineficientes.El cuadro energético es crítico y, además, tiende a deteriorarse, ya que los requerimientos aumentan a mayor ritmo que las inversiones aplicadas para satisfacerlos. La producción de energía, como cualquier actividad económica, necesita de un marco institucional y de reglas estables que incentiven las inversiones y premien la eficiencia. Ese marco fue destruido a partir de la salida de la convertibilidad y de la devaluación de comienzos de 2002. En los 12 años posteriores, sólo hubo desaliento y una mayor intervención del Estado tratando de cubrir una demanda que, a su vez, creció impulsada por precios y tarifas artificialmente bajos. Las consecuencias han sido desastrosas. La relación entre las reservas de yacimientos convencionales y la producción de gas y petróleo se desplomó y se encuentra en valores críticos. Sólo la novedad de los avances tecnológicos para explotar comercialmente el gas y petróleo de esquistos o shale -los yacimientos "no convencionales"- genera una expectativa distinta.Casi todos los expertos prevén que en las próximas décadas los hidrocarburos proveerán inevitablemente no menos del 80% de la energía primaria en nuestro país. No hay ninguna otra fuente de energía que pueda sustituirlos en condiciones económicas razonables. La expectativa apoyada en los yacimientos no convencionales (Vaca Muerta y otros) es muy promisoria, aunque, según expuso el especialista Jorge Ferioli en una reciente conferencia...

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