La derrota desnudó la fractura de la coalición de gobierno

Alberto Fernández se retira de la Casa Rosada

Las coaliciones se sostienen por dos motivaciones. La animadversión hacia el rival. O la certeza de que la asociación con lo diverso garantiza el acceso al poder. El domingo pasado esos dos factores, que han venido amalgamando al Frente de Todos, se debilitaron. La renovación interna de Juntos por el Cambio vuelve estéril la polarización con Mauricio Macri, que fue un aglutinante principal del oficialismo. También desapareció la seguridad de que con la unidad se alcanza la victoria. La derrota funcionó como un papel de tornasol. Puso en evidencia las fracturas preexistentes en la alianza gobernante. Desde el domingo a la noche, Cristina Kirchner y su grupo emitieron señales de desesperación. Ayer el Gobierno quedó al borde del abismo. La vicepresidenta presionó para intervenir el equipo del Presidente.

El Presidente, hasta anoche, resistía. Y lo hacía de manera operativa. Su partido, Parte, que tiene una existencia poco más que simbólica, emitió un comunicado de respaldo a su figura, alentando la unidad. El Movimiento Evita, para corroborar todas las fantasías conspirativas de Cristina Kirchner, fue más allá: convocó una manifestación en la Plaza de Mayo para sostener a Fernández. También en nombre de la unidad. Más tarde se sumaron otros pronunciamientos, más significativos: los gobernadores Ricardo Quintela (La Rioja), Sergio Uñac (San Juan), Gustavo Melella (Tierra del Fuego), Juan Manzur (Tucumán), Omar Gutiérrez (Neuquén) y Alberto Rodríguez Saa (San Luis) hicieron saber, con mayor o menor sonoridad, que se alineaban con la Casa Rosada.

Hacia el final de la tarde el apoyo a Alberto Fernández sumó a la CGT, en la cual algunas organizaciones se pronunciaron con más énfasis. A la cabeza, la poderosa UOCRA de Gerardo Martínez, quien lidera un bloque integrado por Héctor Daer, Andrés "Centauro" Rodríguez y José Luis Lingeri, "Mr. Cloro". Es el núcleo que se prepara para conducir la CGT a comienzos de noviembre, después de organizar una movilización el 18 de octubre con la consigna "Desarrollo, producción y trabajo".

Alberto Fernández

La pérdida de poder electoral, que se verá agravada por la forma en que el Frente de Todos está procesando la tormenta, operó como un revulsivo. Produjo un sinceramiento. Ahora se sabe que en la administración nacional hay, por lo menos, tres facciones. Los ministros con los que Fernández se fotografió el lunes, después de la hecatombe electoral: Santiago Cafiero, Martín Guzmán, Matías Kulfas y Claudio Moroni. Son, desde la perspectiva presidencial, los intocables. Coinciden con los que a la vicepresidenta le gustaría reemplazar.

La negativa a entregar cabezas, cifrada en esa coreografía...

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