'Me deprimí cuando no tuve para comer'

El Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (Cenard) es, además del lugar donde se entrena, su casa, donde despierta y se acuesta cada día. Allí, hoy hay un lugar vacío. Andrea González lo dejó para participar del Mundial de Yeosu, Corea del Sur, el último de su carrera. A los 34 años, considerada por sus logros como la mejor patinadora sudamericana de la historia, quedó un tanto olvidada por quienes no deberían.La menuda atleta de José C. Paz no se separa de ese bolso que ocupa toda la superficie de su espalda. Dentro descansan los gloriosos patines, sus vitaminas y una manta. Con todo bajo control, desanda las respuestas, repasa su historia.Cuando llegó al club de su barrio, Italiano, de la mano de su primer entrenador, Marcelo Ponce, intentaron convencerla para que además de velocidad, también hiciera patinaje artístico. "Eso de la pollerita no era para mí. Yo amo la adrenalina", dice la campeona argentina. Todo en su vida fue vertiginoso; en poco más de cinco años pasó a integrar el seleccionado nacional mayor, ese que está abandonando en Yeosu, 17 años después."Ganá, o si no, no vale", le decía su padre, León, antes de cada competencia. "Lo importante es competir" es una frase que a Andrea le quedaba chica y lo demostró en el Mundial de Pamplona, España, en 1998. Allí consiguió tres medallas doradas, para callar las voces que la denostaban. "Esta chiquita gana sólo en la Argentina; cuando sale, se pincha", decían.?Ese mismo año llegó el Olimpia de Oro, ¿qué sentiste al ganarlo??Estuve una hora dura, sin poder reaccionar. Cuando llegué al hotel, me lloré todo. Recordé a mi mamá (Lorenza), que falleció hace dos años y se gastó trabajando para que yo pudiera dedicarme de lleno a esto. Cada vez que ella me decía que no había plata para las inscripciones, sentía que me arrancaban algo.Sus logros le permitieron ser la abanderada de la delegación nacional en los Panamericanos de Winnipeg, Canadá, en 1999. Años después, en 2006, y a pesar de mantenerse entre las mejores, González se encontró sin apoyo, sin dinero para alquilar una vivienda y con las monedas contadas para alimentarse. A todo ello, se le sumó un extraño robo que la despojó de todas sus medallas y del Olimpia de Oro.?¿Fue aquel el peor momento de tu carrera??Seguro. Volví a mi casa y me encontré con un tipo que temblaba más que yo. Me tapó los ojos y llegó un segundo muchacho, que me amenazaba con...

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