Democracia, República y autoritarismo

La poco original teoría según la cual los jueces no pueden alzarse contra la voluntad del pueblo expresada en elecciones libres ha sido sostenida tanto por la titular del Poder Ejecutivo como por un senador y un diputado oficialistas, sumados a ciertos repetidores en las radios y canales de televisión oficialistas. Con insistencia, reiteran que aquella voluntad popular se plasma en la figura de la Presidenta y de la mayoría de los representantes votados para integrar el Congreso de la Nación.La teoría tiene orígenes ilustres. Fue la Revolución Francesa, preocupada por la tiranía del rey y de la aristocracia, la que planteó un sistema de supremacía legislativa: la idea de que los representantes del pueblo ejercían la soberanía popular. Por eso, los sistemas europeos son parlamentarios: para que el Parlamento controlara al Ejecutivo. En cuanto a los poderes judiciales, la idea es que aplicaran la ley neutralmente, como venía de la pluma de los legisladores.El convulsionado siglo XIX no permitió ver el desarrollo de democracias radicalmente parlamentarias, pero es en el siglo XX en que esta idea terminó de echarse por tierra. Con mayoría electoral y abrumadora movilización callejera, Hitler tomó el poder en Alemania y sobrevino el trauma más grande de la modernidad, conocido con el nombre de Holocausto.El mundo reaccionó a la barbarie nazi recurriendo a un instrumento que se había inventado a comienzos del siglo XIX en los Estados Unidos de América, justamente con la idea de poner límites a las posibles violaciones constitucionales que podrían cometer las mayorías parlamentarias. El instrumento es el control de constitucionalidad de las leyes, que le brinda al Poder Judicial un poder que justamente no responde a las mayorías: la posibilidad de frenar y contrapesar a los otros dos poderes. Así, los jueces no controlan presupuestos, ni ejércitos ni policía. Pero si logran suficiente legitimidad por el prestigio de sus decisiones pueden controlar a quienes controlan los más importantes resortes del poder.Luego de 1945, Europa continental comenzó a crear tribunales constitucionales y el mundo se comprometió a cumplir una larga lista de tratados internacionales de derechos humanos. Auschwitz no pasó inadvertido y, además de la respuesta democrática (elecciones periódicas competitivas y regla de la mayoría), el mundo agrega la esperanza de los derechos y las instituciones contramayoritarias que los protegen (los tribunales: municipales, provinciales, nacionales...

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