La delgada línea entre la grieta y la violencia política

Captura de los instantes posteriores al ataque con bombas Molotov en el frente del diario Clarín

"Quiero expresar nuestro repudio al episodio ocurrido frente a la sede del diario Clarín . La violencia siempre altera la convivencia democrática", afirmó Alberto Fernández en su cuenta de Twitter horas después de conocido el ataque. Tiene razón el Presidente al señalar que "la violencia altera la convivencia democrática", y su mensaje fue recibido de buen modo por quienes creen en eso valores. Pero muchos nos preguntamos por qué no reaccionó de modo crítico meses atrás cuando en un acto, a su lado, el intendente de José C. Paz, Mario Ishii , afirmó no tener dudas de que el pueblo se iba a levantar contra los medios, o tampoco llamó la atención al gobernador del Chaco, Jorge Capitanich , cuando pidió "regular los medios" , una de las propuestas más anti democráticas que se escucharon últimamente y que, de ponerse en práctica, también alteraría esa convivencia que el Presidente pide custodiar.

Desde la derrota electoral del 12 de septiembre en las PASO , que generó una crisis política e institucional en el gobierno del Frente de Todos, el oficialismo dio la impresión de haber saldado muchas de las diferencias internas que aparecieron y se hicieron públicas, con una gran coincidencia: culpar a los medios de comunicación y a los periodistas, y no a la mala gestión del gobierno de los Fernández. Porque todas esas propuestas antidemocráticas, declaraciones que incitan a la violencia, como que el pueblo se "levante contra los medios", reaparecieron después de la reconciliación política sucedida dentro de la alianza oficialista.

Son actitudes peligrosas, porque estas cosas derraman, llegan e incentivan a los costados más duros de la grieta. Lo vemos a diario en las redes, donde en las últimas 48 horas aparecieron posteos de Twitter de cuentas identificables que, ya sin pudor, justificaban el atentado a Clarín y hasta pedían más, porque no alcanzaba con lo del lunes que ya no debía ser el único caso.

El problema se agrava cuando del otro lado de la grieta recogen el guante. Porque también se vieron excesos de locuacidad y señalamientos irresponsables que, sin prueba alguna, culparon al gobierno por el ataque. No hay duda de que algunas reacciones desmedidas de sectores del no kirchnerismo son útiles al discurso del odio porque, al jugar el mismo juego, permiten su retroalimentación.

Estos sectores radicalizados que, amparados en una excusa ideológica y...

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