Dejarle problemas al sucesor le quita poder a Cristina

http://www.lanacion.com.ar/1622169-el-gobierno-ajusta-el-envio-de-fondos-a-las-provincias-para-2014que puede llevar a la Argentina al descalabro: quienes creen que van a sucederla, presionando a la Presidenta después de la derrota electoral para que haga el ajuste. Ella, perseverando en sus políticas populistas y cebando la bomba de la actividad económica con más y más desequilibrios. La apuesta presidencial sería que todo le explote al sucesor.La de los que se imaginan sucesores, que todo le estalle a ella. Y ella, piensan muchos, que si ve que todo se desbarranca, apelará a la huida victimizadora, con la idea de volver, de decir qhttp://www.lanacion.com.ar/1570578-el-gobierno-redujo-la-ayuda-a-las-provincias-y-da-apoyo-directo-a-los-intendentescomo a Raúl Alfonsín.Muchos hacen equivalencias con el final de 2001, y hay muchas. Las cuentas en rojo intenso, la imposibilidad de tomar crédito externo, el agotamiento del crédito interno, la escasez de dólares y la creciente necesidad de divisas para hacer monumentales pagos al exterior.Políticamente, habrá un gobierno derrotado y que por número o por "garrochismo" (la ingeniosa frase del analista Jorge Asís, que describe así el traspaso de dirigentes oficialistas a la órbita de Sergio Massa) ya no tendrá el control parlamentario que tenía.Pero hay diferencias muy importantes respecto de la crisis de principios de siglo, señalan los más moderados dentro del peronismo.La más obvia es que, a diferencia de 2001, el peronismo está en el poder y quiere quedarse. En aquel entonces el peronismo estaba en el llano y quería volver. Y numerosos grupos empresarios, cuya cara más visible era José Ignacio de Mendiguren, exigían la devaluación.Lilita Carrió abona también la teoría del golpe y recuerda 2001. Y ofrece numerosas pistas de las presiones que se juegan. Los peronistas moderados creen que el partido y, sobre todo, el movimiento, ya abandonó a Cristina Kirchner, pero que no la empujará para sacarla del cargo y apurar una catástrofe económica. La lógica es que a la debacle económica le seguiría la política, y eso pondría en riesgo las oportunidades del propio peronismo para quedarse en el poder.Parece además iluso pedirle a un gobierno debilitado, con fecha de vencimiento, que tome medidas de ajuste importantes, que, por definición, requieren un enorme respaldo.Opción suicidaComo lo demostró el Rodrigazo (la crisis que en 1975 inició la salida del gobierno de Isabel Perón), una administración débil y que ha perdido...

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