El déficit energético pasa la factura

Pasaron 10 años, pero finalmente el día llegó. A partir de 2012, los argentinos empezarán a pagar de su bolsillo el desmanejo tarifario, normativo, regulatorio, legal y financiero en el que se sumieron los servicios públicos después de la crisis de 2001. El Gobierno anunció que se quitarán sucesivamente los subsidios a los sectores que la Casa Rosada decida. Así se hará, según el criterio discrecional que surja. Nada de reglas generales ni criterios para todos. Casi una norma para cada necesidad, similar a lo que sucede con todo el marco de servicios públicos en la Argentina.Más allá de las declamaciones públicas, de la negación hasta el hartazgo de la crisis energética, los usuarios empezarán a sentir en carne propia las consecuencias de las decisiones políticas que se escondieron durante estos años. Desde enero no subirán las tarifas y tampoco se quitarán los subsidios, como reza el discurso que el Gobierno ha decidido instalar. Lo que sucederá es que a las facturas de luz, agua y gas se les sumará un importe que irá directamente a las manos del ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, para pagar el déficit de un sistema de servicios públicos que después de 10 años de ser negado crujió por falta de recursos.No es verdad que la Argentina transitó estos años de crecimiento económico sin crisis energética. Lo que sucedió es que siempre se la escondió. El kirchnerismo optó por agredir a quienes se atrevían a esbozar una crítica a la política energética y por callar las voces que advertían sobre la falta de planificación en un área sensible para la economía.Toda esa falta de planificación a largo plazo se tapó con dinero. Lo que empezó siendo un esquema de emergencia cuando la Argentina transitó por una verdadera crisis social a inicios de la década de 2000 terminó siendo un vicio estructural de un sistema ineficiente y caro.Fueron 10 años en los que la energía ya no fue para todos. No es posible que los que quieran estar frescos en verano puedan hacerlo mientras la industria produce. Tampoco en invierno: al calor de los hogares se le contraponen los hornos industriales fríos. Todo se tapó con un descomunal cheque con el que se compraba la energía importada a cualquier precio. Por caso, en 2004, primer año completo del gobierno de Néstor Kirchner, el dinero que se necesitó para cubrir la brecha entre lo que salía la energía y lo que pagaban los usuarios fue de alrededor de 1000 millones de dólares. Para este año, las previsiones calculan que serán...

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