Deficiencias llamativas frente a la corrupción y el espionaje

Por suerte Cristina Kirchner está a punto de anunciar su candidatura a senadora. Porque la crisis que desató Elisa Carrió en el oficialismo ha puesto otra vez en evidencia una delicadísima falencia. Mauricio Macri cuenta con una estrategia fiscal, monetaria, energética y diplomática. Carece, en cambio, de un programa de regeneración institucional. Es una deficiencia incomprensible en alguien que gobierna cuando la región es sacudida por una corrupción escandalosa. Alguien que llegó al poder gracias a que miles de bonaerenses repudiaron, encarnada en Aníbal Fernández, la alianza entre crimen y poder. Alguien que consigue consenso por comparación con las miserias morales de su predecesora. Hasta ahora, la única respuesta que ofreció Cambiemos ante la demanda social de transparencia son las convulsivas denuncias de Carrió. Esa indigencia no es imputable sólo a Macri. Refleja la siesta crónica en la que ronca la UCR, el partido de la reparación republicana. La fundadora de la Coalición Cívica, una de las figuras más prestigiosas, se potencia a partir de estas carencias. Y deja al Presidente a su merced.

La primera señal de la inquietante deficiencia del Gobierno en materia institucional fue la reacción que produjeron las denuncias de Carrió. El sábado pasado, ella declaró que "todos, sin excepciones, quieren proteger a De Vido". "Todos" quiere decir "Macri también". Después pidió que se juzgue al ex ministro y a los empresarios vinculados con irregularidades de Odebrecht. Atemorizado, el Presidente ordenó aplicar sanciones a la empresa brasileña. El ministro de Justicia, Germán Garavano, y la titular de la Oficina Anticorrupción, Laura Alonso, avanzaron con el abogado de Odebrecht, Guido Tawil, en una irreflexiva negociación que, de concretarse, hubiera desatado otra tormenta. Ayer prevaleció la sensatez y se suspendieron las tratativas.

La gestión planteaba un problema bastante elemental: ¿por qué el Poder Ejecutivo debe negociar un castigo con una empresa que está bajo la lupa de la Fiscalía de Investigaciones Administrativas y de los juzgados federales? La propuesta de Odebrecht, presentada al Estado antes de la intervención de Alonso y Garavano, era, además, disparatada. Consistía en abonar una multa equivalente a los sobornos confesados: US$ 35 millones. El fisco descontaría esa suma de los eventuales pagos que realizara por las obras que encargaría a la compañía. Una pregunta obvia: ¿quién dijo que fueron US$ 35 millones? El corruptor...

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