Defender el romance en tiempos de escepticismo

Para desgracia de Cupido, el compromiso y el romance tradicional parecen cotizar en baja en los tiempos que corren. Crece el segmento single al mismo tiempo que cada vez son menos los que eligen casarse (en 2004, en la ciudad de Buenos Aires, se casaron 14.977 parejas, mientras que, conforme a una tendencia decreciente, en 2013 se concretaron 11.206 matrimonios). Pero como contrapartida, y tomando prestadas algunas costumbres foráneas, surge una resistencia: los guerreros del romance, defensores de una épica que, a riesgo de provocar críticas entre los más escépticos, apuestan a proclamar su amor a lo grande.

Dentro de esta resistencia, están los que optan por comprometerse formalmente, haciendo del compromiso un evento en sí mismo. Y también están los que llevan adelante grandes propuestas matrimoniales, con megaproducciones que incluyen flashmobs, viajes al exterior y las más originales formas de escribir la gran pregunta: "¿Nos casamos?".

En este grupo se anotan Mariana Lange, de 29 años, y su pareja, Juan Pablo, que decidieron comprometerse el año pasado. "Fue la formalización de la unión. Es algo que en este momento no se estila tanto, pero que a nosotros nos permitió festejar la decisión con los más íntimos. Es como que venimos celebrando en cuotas: primero el compromiso, luego el casamiento por civil y luego la iglesia", cuenta Mariana.

También Javier, un ingeniero en sonido de 34 años, eligió comprometerse con su novia, Cecilia, luego de tres años y medio de noviazgo. "En mi entorno de amigos, casi ninguno formalizó. Cayó como una sorpresa nuestra decisión y es algo que a nosotros también nos sorprendió un poco, pero lo sentimos así... Yo estuve con otras parejas y jamás se me ocurrió. Ni por asomo. Pero llega la persona indicada y surge. La cabeza te hace clic y ya está -cuenta Javier, que le propuso matrimonio a Cecilia en la ciudad de Nueva York-. Yo me encuentro haciendo y diciendo cosas que no pensé que fuera a decir o a hacer... Esas cosas se dan cuando viene una persona distinta a las demás y con la seguridad de que uno está haciendo lo que quiere hacer."

La decisión de celebrar un compromiso no necesariamente implica una propuesta matrimonial. Así lo prueba el caso de Ariel y Guillermina, de 42 y 40 años. Ambos tienen hijos de anteriores parejas, se conocieron luego de que estas relaciones terminaron y se enamoraron. Para celebrar esa unión del destino, él decidió sorprenderla en uno de los viajes que hicieron a San Martín...

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