El default del blablablá

En el , hasta cuando se pierde. Las muertes de sus próceres (Evita, Perón, Kirchner) son glorificadas y suman para la épica, lo mismo que sus tragedias (bombardeo de Plaza de Mayo, golpe del 55 y hasta las bajas que se asestaron entre ellos, como los crímenes de la Triple A, Montoneros y la matanza de Ezeiza).Con más razón, celebran grandilocuentemente sus triunfos masivos (el 17 de octubre de 1945, las victorias electorales, el regreso de Perón, los festejos por el Bicentenario).Razón por la cual, cualquier resultado extremo siempre le es propicio: si es festivo, porque le suma a su vertiente autocelebratoria; si es sufriente, porque aporta a su faz de transformar la adversidad en fortaleza y en combate; tan afín a la esencia de su fundador, militar al fin y estudioso de Clausewitz, el gran teórico de la guerra.Los extremos celebratorios o dolientes permiten, además, apelar a un histrionismo enfático que ayuda a superar la gris rutina cotidiana con aires de gesta y chispazos memorables. La puesta teatralizada asordina o distrae de los errores que cometen y disciplina las opiniones: o se está con el "poder del pueblo" o se es "antipatria".El tema con los holdouts -con un suspenso de película de intriga, pero estirado a lo largo de varias semanas hasta el hartazgo y aún pendiente- se ha convertido en un galimatías que, en la confusión reinante, termina favoreciendo al oficialismo, que insufla a sus comunicaciones un tono de cruzada patriotera. Elisa Carrió prefiere calificar esa impronta de "chantismo"; en efecto, la sensación es que se "cranea" poco desde lo específicamente técnico (al menos no trasciende información detallada al respecto) y la energía parece agotarse en las consignas altisonantes y chauvinistas.El oficialismo se mueve en dos planos: un discurso ideológico que mantiene ciertos formalismos argumentales y una prédica más de barricada y emotiva, ligada al panfleto sólo para fidelizar a la propia tropa.En el primer caso se procura por doble vía influir sobre el frente interno y el internacional. Con verba inflamada, en blanco y negro, sin matices, se agitan consignas sobre las injusticias y contradicciones del orden económico mundial. Entremezclan argumentos razonables y atendibles, con conspiraciones exageradas, mientras niegan y denuestan las posturas del juzgado que tiene que resolver el problema. En cualquier caso han logrado llamar la atención en cierta opinión pública extranjera especializada de los ámbitos financieros importantes...

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