La década dilapidada

La propaganda oficial insiste en la supuesta "década ganada". En apoyo a esta falaz interpretación se dibujan situaciones venturosas, se inventan logros y se omiten realidades desagradables. Pero hoy ya son evidentes los numerosos daños en el contexto económico, social e institucional como para sostener la visión oficial, aun si las comparaciones se hacen con la situación de crisis que precedió la llegada de Néstor Kirchner al Gobierno en 2003. El importante pero escasamente sólido crecimiento de los primeros años del ciclo kirchnerista no alcanzó para evitar concluir con una economía con muchas semejanzas a las que llevaron a las crisis de 1975 o de 1989.

Desde 2007, de la mano de un descomunal aumento del gasto público que hoy continúa agravándose, se perdió el precario superávit fiscal y se potenció un déficit cubierto con el uso de los fondos de los jubilados y con una descontrolada emisión monetaria.

La inflación volvió por sus fueros y aumenta peligrosamente. Hoy constituye el más importante y regresivo de los impuestos. Ataca a quienes menos tienen y deben destinar la mayor parte de su ingreso al consumo de artículos de primera necesidad.

El Gobierno cometió la inmensa tropelía de pretender esconder el problema falseando las estadísticas oficiales. No curó las causas de la fiebre, sino que rompió el termómetro. Tal vez para la principal responsable de este pecado el propio hecho resultara desconocido, como lo puso de manifiesto cuando, en septiembre de 2012, en la Universidad de Georgetown, en los Estados Unidos, afirmó, con la intención de negar el flagelo inflacionario, que si la Argentina tuviera una inflación anual del 25 por ciento, como indicaban entonces las mediciones privadas, "el país estallaría por los aires".

Hoy debemos preguntarnos si puede haber tanto cinismo para ignorar que la inflación supera el 40%. Hay que remontarse a 1991 para encontrar una inflación mayor.

Las tasas de desempleo y de pobreza están creciendo en consonancia con la recesión económica. Aunque se encuentren por debajo de los niveles de 2003, no deja de resultar desalentador que, después del crecimiento "a tasas chinas" del que se jactaron insistentemente los funcionarios kirchneristas, la pobreza ronde entre un cuarto y un tercio del total de habitantes, según confiables estudios privados.

No menos negativo es que una proporción muy importante del empleo creado desde 2003 haya sido estatal, en puestos improductivos y al servicio de una militancia...

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