Dar sentido al esfuerzo

LOS acontecimientos económicos y políticos de los últimos meses, caracterizados por la recesión, el desempleo, los severos problemas pendientes de decisión en países y continentes, seguidos por los movimientos de protesta desarrollados en el escenario europeo y en los Estados Unidos, han puesto de relieve la difícil situación que enfrentan particularmente los miembros de las generaciones jóvenes, cuyas edades se ubican entre los 16 y los 24 años. Se trata de un proceso todavía en curso, con incierto desenlace, que ha venido provocando tensiones que no cesan y que se manifiestan tanto en macrociudades como Madrid, Londres o Nueva York como en el espacio íntimo de las familias.Los movimientos juveniles de "indignados" convocaron la atención general y su protesta revela algo más hondo que un reclamo justificado porque los puestos de trabajo se han transformado en un bien escaso. Ha crecido el temor de que caduque la posibilidad del ascenso social, expectativa movilizadora de las legítimas aspiraciones de los jóvenes, y los lleva al estudio y el trabajo como vías lógicas de un futuro mejor.Si trasladamos la mirada de los sucesos externos a la realidad social de nuestro país, advertimos ya desde hace tiempo un horizonte frustrante para un vasto sector de la población juvenil, que debiera avanzar para constituirse en la dimensión activa del país. Tres datos adversos denuncian esa situación. En primer lugar, la desocupación afecta al 25 por...

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