El daño de un derrumbe silencioso

No fue la primera desilusión del año. Sí, la más reciente. Hasta hace pocos días, la mayoría de veía al Gobierno convencido de que el aporte solidario extraordinario, proyecto de ley que obtuvo media sanción el miércoles en Diputados, era una mala idea que, en el peor de los casos, y para prosperar, debía ser sometida a modificaciones de fondo. Es lo que habían interpretado, por ejemplo, en la Unión Industrial Argentina después de reunirse en diferentes momentos con Alberto Fernández, Máximo Kirchner y Sergio Massa. En un WhatsApp que le envió al presidente de una cámara, el líder del Frente Renovador había sido incluso más tranquilizador: la iniciativa no tenía fecha de tratamiento y ni siquiera estaba claro si se discutiría este año. Una lección para otras veces y otros proyectos: el único lobby efectivo en la Argentina es con la única inaccesible, Cristina Kirchner.Dificultades que parten del origen y la conformación del Frente de Todos. Un funcionario acaba de admitírselo a un ejecutivo petrolero. "Acordás algo y pasa lo contrario: hay que tomar todo con pinzas", le dijo. En el mundo de los negocios es una desgracia. Poco antes de que se empezara a tratar el proyecto, la estrategia empresarial había sido la prudencia. ¿Cómo oponerse a algo cuyo enunciado contempla recaudar de quienes más ganan para atender las necesidades de los que menos tienen en una pandemia?, se preguntaban en la UIA. Levantar la voz, pensaban, sería contraproducente. Además su comité de crisis, armado especialmente para la cuarentena y en contacto permanente con la Casa Rosada, estaba tranquilo. Por eso el martes, durante su reunión interna, siguieron insistiendo en no rechazar todo, sino en recomendar cambios. Se los habían enviado por escrito al Gobierno y a los legisladores: 1) Excluir de la nueva obligación las acciones o participaciones en activos productivos (también los inmuebles). 2) Permitir hacer el aporte mediante inversiones el año próximo. 3) Exceptuar del gravamen los títulos públicos y las obligaciones negociables de empresas argentinas para no afectar el ahorro en moneda nacional y en instrumentos públicos que acaban de ser reestructurados. 4) Incorporar un mínimo no imponible y corregir las alícuotas para evitar tratos desiguales.Pero el optimismo duró menos de 24 horas. A la mañana siguiente, ya con la votación de Diputados consumada, volvió a activarse el WhatsApp de la UIA. "No nos dieron ni pelota", protestó uno de ellos ante este diario...

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