Una década de aislamiento internacional

El "relato" de los Kirchner, como cabía esperar, muestra grietas profundas que evidencian hasta qué punto nos hemos equivocado y perdido el tiempo, como país, a lo largo de la última desperdiciada década.En materia de política exterior hemos extraviado el rumbo y abrazado el aislamiento internacional, con excepción quizá de la privilegiada relación con Venezuela, que creció en profundidad e intensidad de manera tal que, durante la presidencia de , la Argentina suscribió con ese país caribeño nada menos que 60 diferentes acuerdos bilaterales. A ellos hay que sumar, ahora, los 48 que fueron firmados durante la gestión de . Un verdadero diluvio de acuerdos que, en su gran mayoría, quedaron en el plano de la declamación y de la retórica.Mientras tanto, en esa misma década, nuestro país ha ido perdiendo inexorablemente protagonismo y posiciones en los demás foros y escenarios del mundo, en lo que ha sido una lamentable línea de decadencia constante. El estilo de la diplomacia argentina no es demasiado diferente de lo que ocurre en el ámbito interno, con los gobernantes y funcionarios kirchneristas: agresivo, arrogante, dispuesto siempre a crear conflictos, con la indignación y la petulancia como componentes centrales y permanentes de un extraño y nada atractivo modo de ser, que ha desembocado en un deplorable cambio de actitud ante el mundo entero. Quien ha personificado mejor ese grave desvío es el canciller Héctor Timerman, quien seguramente tendrá el triste honor de ser uno de los peores ministros en toda la historia de las relaciones exteriores argentinas. Como bien señala su biógrafo, Gabriel Levinas, "será más recordado por sus fracasos que por sus logros". Ocurre que los fracasos son muchos y graves, y los logros, en cambio, son inexistentes.Timerman generó y mantuvo conflictos con casi todos nuestros vecinos. Acumuló daños sucesivos en perjuicio de Uruguay; humilló y sancionó ilegalmente a Paraguay; se enfrentó con Chile y Colombia. Ignoró y, cada vez que pudo, trató de alejar a México de nuestra subregión. Para ello, la Argentina se encerró en un sinnúmero de organismos y entes que claramente son superfluos, ya que se superponen y están destinados a excluir del diálogo a todo aquel que, en nuestra región, esté ubicado desde Panamá hacia el Norte. Timerman, cabe recordar, provocó e insultó absurdamente a los Estados Unidos, y enfrió la tradicional relación de amistad y cooperación con Brasil.En el plano de lo comercial, para defender los gravosos...

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