La curva de la discordia no para de crecer

Como si la atrajera un imán irresistible, la política argentina vuelve aceleradamente al barro de la división, la negación del diálogo y el acto reflejo de la descalificación al otro.Se esfumó rápido el "tiempo de los moderados" en el que una porción de los votantes creyó al votar a Alberto Fernández y que el propio Presidente ensayó con la llegada imprevista del coronavirus. La dinámica de la grieta se impone a medida que los estragos de la pandemia y la cuarentena aumentan.La búsqueda de enemigos es una herramienta de supervivencia rudimentaria, pero útil. Un ejercicio de autoindulgencia que iguala para abajo. Una máscara para ocultar carencias, que permite discutir sin argumentos bajo el amparo confortable de los prejuicios reduccionistas.Al equilibrista Fernández, la inercia de sus decisiones ante la crisis lo arrastra hacia el choque. La reactivación que prometió será un sueño lejano, inalcanzable en los plazos que había imaginado al asumir en el lejanísimo diciembre de 2019.Cálculos conservadores prevén una caída de entre el 12 y 15% de la economía este año, con una recuperación que será lenta a causa de la destrucción de empresas, la falta de crédito y la demanda de asistencia estatal. El Frente de Todos tendrá que refrendarse en las urnas desde una fragilidad material incómoda para cualquier proyecto político, pero mucho más a uno de raíz peronista.¿Se animará el Presidente a apostar por un plan de capitalismo social con equilibrio fiscal, como el que impulsaba en campaña? ¿O enfilará definitivamente hacia el rumbo que le exigen desde los extremos de su coalición, aquellos que celebraron el fiasco de Vicentin y a los que él mima cuando cuenta su añoranza de Hugo Chávez?Esas preguntas desvelan al establishment económico, donde se marchita la esperanza de que Fernández cumpla la promesa de no repetir las experiencias del gobierno de Cristina Kirchner. La renegociación de la deuda es la oportunidad que tiene en el horizonte el Presidente para retomar un camino propio, al menos en lo económico. Un acuerdo lo pondrá ante el desafío de presentar un programa y apelar a una integración al mundo. El default...

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