La curiosa paradoja de las confesiones de los cuadernos

La paradoja no puede ser más disparatada: las confesiones de los arrepentidos brasileños que pueden ser usadas para acusar a los funcionarios y empresarios argentinos aquí, pero las confesiones de los arrepentidos argentinos no pueden ser utilizadas en ninguno de los casos de corrupción que investiga la Justicia local, excepto en el de de , donde fueron brindadas.Así, las delaciones premiadas de los brasileños servirán de pruebas aquí, tras viajar 1809 kilómetros desde Curitiba hasta Buenos Aires, pero las confesiones de sobre las coimas en la , las de sobre la cartelización de empresas o del empresario , de Iecsa, en el caso de los cuadernos, no podrán viajar del quinto piso de los tribunales de Comodoro Py 2002, donde atiende el fiscal , al cuarto y al tercero, donde tienen sus despachos los jueces federales que investigan .Esto es así por una decisión del juez federal , quien limitó el uso de las confesiones a su propia causa. Esto quiere decir, por ejemplo, que si Gabriel Romero confesó ante Bonadio que pagó coimas por el decreto de para renovar la concesión de la Hidrovía y que abonó 500.000 dólares al año a por el negocio, esos dichos no pueden ser usados por la jueza y el fiscal , que investigan a Cristina Kirchner y a Romero por ese negociado.Bonadio ya le dijo que no al juez Marcelo Martínez de Giorgi, quien le había pedido esas confesiones para usarlas para acusar a los implicados de Odebrecht en el soterramiento del Sarmiento, y al juez Sebastián Casanello, quien le había pedido esas declaraciones para acusar a los mismos empresarios por la construcción de plantas para AySA. Esas delaciones por otra parte ya son públicas, porque las difundió el periodismo.El argumento legal de Bonadio es que esas declaraciones no pueden ser usadas como prueba de cargo contra el propio imputado, porque de ese modo se lo obligaría a declarar contra sí mismo, lo que está prohibido. Una alternativa es permitir que sean usadas, pero sobre el resto de los imputados y no necesariamente sobre el que se arrepiente. Por ejemplo, la confesión de Gabriel Romero podría ser usada para indagar a Cristina Kirchner.Esta mirada es apoyada por funcionarios judiciales, que dicen que en todo caso habría que hacer un nuevo acuerdo en cada causa con cada arrepentido. Es decir, si Romero confesó ante Stornelli y obtuvo un beneficio, debería hacer una nueva negociación con Pollicita. Otros, en cambio, señalan que basta trasladar el escrito de una causa a otra, de un piso...

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