Culpas ajenas, de ayer y de mañana

El kirchnerismo cambia el discurso, pero no las mañas. Con el "ah, pero Macri" dibujó la única explicación posible del desastre social y económico.

En septiembre, el oficialismo fracasó en las elecciones primarias al pretender cargar todas las culpas sobre el expresidente. Frente a la posibilidad de otra derrota, ahora en el partido por los puntos del 14 de noviembre, empezaron a atribuir a la oposición, por anticipado, un posible colapso. Un "golpe blando", sintetizó la candidata Victoria Tolosa Paz .

Nada nuevo en el nuevo discurso. El kirchnerismo tiene como reflejo exacerbado una vieja costumbre de la política argentina: poner en el adversario la responsabilidad de todas las desgracias.

Stanley avisó otra vez que Washington solo ayudará a Buenos Aires en la renegociación de los plazos de pago al Fondo Monetario si la Casa Rosada presenta un plan mínimamente sustentable

Juegan con fuego Cristina Kirchner y Alberto Fernández en medio de una crisis que escala minuto a minuto. Como ajenos a la realidad, se muestran enfrentados para diluir fracasos, sin aceptar que permanecerán unidos en sus destinos políticos a la hora de ser juzgados por los votantes. Uno y otro ya no están a tiempo para un divorcio político sin pagar un costo más alto que el que afrontan en esta tortuosa convivencia.

La esencia de las cosas suele estar en el origen. Fue necesario que el próximo embajador de los Estados Unidos, Marc Stanley , hiciera notar que el Gobierno no tiene un plan para combatir la inflación para que recordáramos aquel anuncio inicial del Presidente de que no consideraba necesario contar con un programa económico.

Por si hiciera falta, Stanley avisó otra vez que Washington solo ayudará a Buenos Aires en la renegociación de los plazos de pago al Fondo Monetario si la Casa Rosada presenta un plan mínimamente sustentable. No hay novedad. Es una condición ineludible establecida desde antes del primer incumplimiento argentino a otros tantos compromisos con sus acreedores.

La improvisación es el costo más alto que Fernández le transfirió a este país asolado a su vez por la pandemia. Si Macri relativizó la dimensión de la situación económica que recibió de Cristina Kirchner, Alberto pareciera no apreciar que la razón de su presidencia era el fracaso de su antecesor en esa misma cuestión, la economía.

El dramatismo con el que el oficialismo presagia su hipotética derrota electoral sobrecarga un ambiente de incertidumbre

Todo estaba a la vista, era obvio...

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