Cuerpo en armonía: por qué Federer le gana al tiempo

Roger Federer moldeó su leyenda en el tenis atravesando generaciones, matiz que le añade aún más brillo al mito. Se enfrentó con Andre Agassi, Pete Sampras, Jonas Bjorkman, Patrick Rafter, Carlos Moya y Yevgeny Kafelnikov. Luchó contra raquetas de su camada, como Lleyton Hewitt, Marat Safin, David Nalbandian y Andy Roddick. Peleó -y pelea- por los mismos objetivos con jugadores más jóvenes como Rafael Nadal, Novak Djokovic, Andy Murray, Stan Wawrinka, Marin Cilic y Juan Martín del Potro. Desafía el hambre de Kei Nishikori, Grigor Dimitrov y Milos Raonic. Y comparte el circuito con explosivos inmaduros como Nick Kyrgios y Borna Coric. Con 1223 partidos en su carrera -996 éxitos y 227 derrotas; 81,42% de efectividad- y sin ningún retiro en cancha -sólo tres Walk Over-, finalizó la temporada 2014 como número 2, siendo el top 10 con más partidos: 85, récord de 73-12. Todo ello con 33 años y cuatro hijos. Y, salvo pasajeras lesiones, mononucleosis y dolores de espalda, el suizo puede vanagloriarse de haber cimentado su poder desde un cuerpo armonioso y casi perfecto, con una capacidad privilegiada para moverse y anticiparse a las jugadas, cual si fuera un bailarín.

Quizá sea el rítmico juego de pies una virtud esencial de Federer para empezar a comprender su elegante vigencia. "Hablar del desplazamiento de un jugador como Federer es compararlo con un bailarín del Bolshoi. Podemos ver un equilibrio del cuerpo que siempre o casi siempre es el correcto cuando le pega a la pelota. Tiene un exacto equilibrio entre costo/beneficio y la excelencia entre eficacia/eficiencia. Esto es determinante, porque en un partido largo le permite economizar el esfuerzo. Hace todo más fácil", explica Daria Kopsic, ex tenista argentina, especialista en Biomecánica y en Alto Rendimiento Deportivo. Además, apoya la lupa en una suerte de sexto sentido de Roger, que le permite ponerse rápidamente en posición y reaccionar hacia todas las direcciones manteniendo una postura ideal. "Su capacidad para desplazarse con una posición de cabeza impecable, habla del excelente traslado en la carrera de su centro de gravedad. La relajación de sus pies cuando está en el aire es comparable a un bailarín clásico", añade Kopsic.

No es exagerado afirmar que Federer es un artista, un violinista con raqueta. Hay una correlación entre sus movimientos en el court con los de un bailarín en el escenario. Juan Pablo Ledo, virtuoso primer bailarín del Teatro Colón, lo asevera: "Desde muy chico me dediqué al deporte y a Federer lo sigo constantemente por TV. Tenemos la misma edad y me siento muy representado en él. En el tenis y en la danza hay similitudes, un estudio técnico, una ejecución, una búsqueda de la perfección. Y a Federer lo veo con una...

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