Cuerpo, afectividad y lenguaje
Autor | Alberto Baez Garbarino |
Cargo | Profesor. Licenciado en Filosofía. Universidad Católica Argentina |
Este trabajo aborda la temática de cuerpo, afectividad y lenguaje humano de manera interdisciplinaria, para explicar la misma en el Arte desde la Filosofía.
De esta manera, a partir del género de la ópera musical, buscaremos como se van manifestando los apetitos del hombre, desde los más sensibles a los más espirituales, a través de expresiones que requieren indiscutiblemente de la corporalidad como supuesto co-substancial que configuran al hombre esencialmente.
El método que utilizaremos será recorrer el argumento, tiempo tras tiempo, para hallar en esa sucesividad de momentos, aquellos elementos que dan fundamento a nuestro propósito.
De esta forma, será necesario analizar en el argumento de la Ópera Suor Angelica de Giacomo Puccini, la diversidad de los lenguajes humanos, preferentemente en algunos más que en otros, que expresan enteramente al hombre y a su profundidad.
Ésta ópera, junto con dos óperas más, Il Tabarro y Gianni Schichi, conforman Il Tritico, estrenada en la ópera del Metropolitan de New York en 1918, con libreto de Giovacchino Forzano, que nació en Borgo, San Lorenzo, Italia el 19 noviembre de 1884, y falleció el 28 de octubre de 1970.
El libretista fue también dramaturgo regisseur, editor y abogado. Y, notablemente, en este argumento, la acción se desenvuelve en un contexto de religiosas (sólo hay en la ópera personajes femeninos) que viven una situación dramática en los confines del siglo XVII.
Puccini lee, repasa, corrige y fundamentalmente vive esta trama y la transforma en melodías dónde los lenguajes dan a entender al espectador no sólo el clima sino también las vivencias de cada religiosa.
Esta aclaración no es menor, ya que el argumento, si bien fue escrito por Forzano, es Puccini quien lo encarna en clave humana y musical, y lo vierte en el pentagrama para catalizar las emociones humanas, al punto de llegar al corazón del espectador y revivir y hacer catarsis de historias mínimas.
“...Yo no estoy hecho para la gesta heroica; amo las almas que tienen un sentimiento como el nuestro, que están hechas de esperanza y de ilusión, que han resplandecido de alegría y han llorado de melancolía...”
No trataremos la parte musical más que accidentalmente, ya que nuestro campo de autoridad es la Filosofía, pero sí dirigida a verse reflejada como telón de fondo en la obra de arte, en cualquier idea de cocreación artística.
Llegaremos finalmente, y como conclusión, a sostener que el cuerpo dice, gesticula, canta, mueve y expresa en su totalidad al hombre y sus circunstancias.
Tipo de ópera
Dentro de la clasificación de óperas, Suor Angelica se encuentra en lo que llamamos verismo. Es un tipo de ópera donde se describen pasiones en carne viva. Los ingredientes de la ópera verista suelen ser pasiones que se desatan con violencia, sangre y que terminan con la muerte de algún personaje. De allí proviene su nombre, verista, porque es creíble y lo que ocurre en el escenario, pasa en la vida real.
La ambientación de la ópera fue realizada por Puccini, y fue resultado de sus constantes visitas al monasterio de Vicopelago. Allí, la madre abadesa del convento, fue su hermana Higinia. Cuando compuso la ópera Puccini visitó a las hermanas y se las interpretó en el piano, partitura de por medio.
Personajes
* Suor Angelica - soprano
* La Zia Principessa, tía de Suor Angelica - mezzo-soprano
* La Abadesa - mezzo-soprano
* La hermana celadora - mezzo-soprano
* La Maestra de las novicias - mezzo-soprano
* Suor Genovieffa - soprano
* Suor Osmina - soprano
* Suor Dolcina - soprano1.
Instrumentación
Piccolo, 2 Flautas, 2 Oboes, 2 Clarinetes, Clarinete Bajo, 2 Fagotes, 4 Trompas, 3 Trompetas, 3 Trombones, Trombón Bajo, Timbales, Batería, Triángulo, Tambor, Campanas tubulares, Plato, Campana, Carillón, Celesta, Arpa, Cuerdas
En la escena: Picolo, 3 Trompetas, Carillón, Platillos, 2 pianos, órgano.
Argumento
La historia se sitúa a fines del siglo XVII, y este es sintéticamente su argumento: después de rezar las Vísperas las monjas se reúnen en el patio del convento para el recreo y, una a una hablan de pequeñeces que las preocupan. Suor Angélica confiesa no tener ningún deseo. Una de las hermanas anuncia una visita en el locutorio y dice que ha visto cerca de la puerta una elegante carroza. La religiosa deja el cuidado de las flores y se acerca apresuradamente. Suena la campanilla del locutorio. La Abadesa llama a Suor Angélica. Su corazón siente ahora la esperanza que nunca intentó albergar. Luego de siete largos años, ha venido a verla su anciana tía, austera y rígida. Trae un pergamino que Suor Angélica debe firmar. La anciana princesa tiene para la sobrina, a quien ella misma ha enclaustrado para castigarla por un amor desgraciado, palabras sin misericordia. Pero ésta todo lo soporta, porque sólo desea saber una cosa, dónde está su hijo, el hijo que vio una sola vez y que le fue arrancado de los brazos. La anciana se niega a decirlo, pero Suor Angelica, fuerte en su derecho, la obliga. Al fin sabe la verdad terrible: el niño ha muerto hace dos años. La religiosa cae al suelo sollozando. Luego firma el pergamino sin leerlo, y permanece sola en las sombras del atardecer, evocando tiernamente a su hijito en una desolada plegaria. El drama humano ha terminado; pero a este drama intenso e irreparable se agrega ahora un último episodio: el milagro. En un momento de exaltación, Suor Angélica bebe el jugo de una planta venenosa, pero al darse cuenta que ha cometido suicidio y que por ser un pecado mortal no podrá ver a su hijo en el más allá, presa de arrepentimiento, pide clemencia a la Virgen.
Todo cuanto rodea a la moribunda se transforma, ahora, en una visión mística y reconfortante, coronada por la presencia de la Virgen María junto a su niño.
Esta obra que forma parte del Triptico de Puccini se la vincula diréctamente con la Divina Comedia del Dante y este segmento, Suor Angelica, significaría la cántica del Purgatorio:
Dice Mosco Carner en una de las biografías más reconocidas de Puccini:
“Recordamos el plan inicial del compositor: tomar los tres episodios respectivamente del “Infierno”, el “Purgatorio” y el “Paraíso” del Dante, aunque en definitiva sólo se planeó así Gianni Schicchi. No obstante, si tenemos en cuenta la atmósfera característica de cada ópera, no puede negarse que cada una refleja, de un modo muy general, por supuesto, la imagen correspondiente en los tres con conceptos del Dante: Il Tabarro, con su trama opresiva y sin esperanza, se relaciona con el “Infierno”; Suor Angelica, un relato de pecado mortal y salvación a través de la Gracia Divina, con el “Purgatorio”; y Gianni Schicchi, en su atmósfera liberadora y que realza la vida, con el Paraíso”.
La cántica (neologismo) número dos, el Purgatorio, es el escenario donde Suor Angelica muestra su vida y su miseria y la purificación por la que debe pasar.
Al igual que el Dante, Suor Angelica presencia los castigos del Purgatorio, también los dos tienen corporalidad. Recordemos que el Dante está vivo, y Virgilio no posee la corporeidad. Si bien Dante en la obra no vive el sufrimiento en su cuerpo, lo percibe, o percibe todo aquello que es objeto de la sensibilidad.
Suor Angelica, a diferencia, es la protagonista del sufrimiento, moral y humano; ergo, hilemórfico.
Todo su pesar, tiene la gravedad de lo corpóreo, y todo su ser expresa ese sufrimiento: su canto, su plegaria, sus gestos, sus ansiedades.
Con distintos matices pero siempre dentro de un mismo estilo, Puccini nos presenta en Suor Angelica, con pocos recursos, una muestra del acontecer diario de la vida, de las historias simples, y de la preocupación del hombre: sus deseos, sus alegrías y sus pesares.
Suor Angelica es parte de la trilogía, famosa como Il Trittico de Puccini, y cuenta el “hay” Levinasiano o “dasein” Heideggeriano de esta monja que, entre risa y llanto, acontece su hic et hoc, al servicio de su comunidad y al de Dios como causa última.
En este himno, colmado de belleza musical en una temática que se relaciona explícitamente con el dolor humano, supo Puccini hacerlo creíble y hacerlo revivir a cada persona que ve la ópera o la escucha, siguiendo su argumento cristalizado por los acordes de una música casi celestial. Es aquí, más que en su Misa, donde Puccini hace música religiosa, como en la Tosca que reza a la Madonna.
La acción teatral transcurre a fines del siglo XVII, en un convento de clausura. Y muestra el arte pucciniano, desde todo tipo de lenguaje, los sentimientos más profundos del hombre.
El sonar de las campanas corre el telón y se abre un horizonte hermeneútico de pasiones encontradas bajo un mismo rostro. Y sin embargo la calma del primer coro es solo el velo bajo el cual se irá develando, en la cotidianeidad de los quehaceres domésticos, el misterio de los deseos y de las sensaciones más profundas de la naturaleza humana.
Está presente el drama humano, preanunciado o al desnudo, y cobra forma a medida que la obra transcurre.
Voces, decía, coro, que anuncia un clima distendido, silencioso y de misterio: el de la oración y el de la vida..
Transcurren así distintas emociones, distintos estados de ánimo de esta religiosa y sus compañeras de clausura en menos de una hora, dura la ópera.Ese primer clima lo protagoniza el lenguaje oral, cantado, que hace del hombre instrumento de melodías, mediante la vos, con la garganta la lengua y todo aquello que constituye parte de la...
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