Cuento del tío: apelan al recuerdo de las crisis económicas para robarles a jubilados sus ahorros

"Anda a buscar la plata que el viejo picó"... Desde Junín partió la orden de los jefes de una banda de estafadores que engañaba a personas mayores con el inacabable "cuento del tío". El que hacía las veces de recaudador debía pasar por departamentos de Recoleta y Belgrano para hacerse de los botines, generalmente dólares y joyas, que le entregaban las víctimas que caían en la trampa. ¿El gancho? La crisis económica, la inminencia de un "corralito", un cambio de moneda; el acecho del profundo miedo a perder todos los ahorros de una vida... y perderlos.

En los últimos días, detectives de la Policía de la Ciudad detuvieron en Junín a tres presuntos integrantes de esa organización criminal. Son dos hombres y una mujer de la comunidad gitana. En las últimas horas ampliaron sus indagatorias ante el juez Martín Yadarola, acusados de asociación ilícita, estafas y lavado de activos.

La investigación avanzó en cuanto fueron identificadas las líneas telefónicas utilizadas para contactar a las víctimas. "Se descubrió que siempre las primeras llamadas se hacían desde Junín", confió a LA NACION una fuente policial.

Después, por la activación de las antenas, se pudo descubrir el celular usado para llamar a las víctimas en el último tramo de la estafa, en el que se buscaba convencer a los jubilados de la necesidad de ir al banco acompañados por un miembro de la banda o bien se coordinaba la entrega del dinero en la propia casa del damnificado. Ese teléfono se comunicaba con los números radicados en Junín.

"Sospechamos que en algunos casos hicieron inteligencia previa", explicó una fuente policial que participó de la investigación.

Los operativos fueron llevados adelante por personal de la División Defraudaciones y Estafas de la Policía de la Ciudad en Junín; allí atraparon a tres imputados y secuestraron 31 vehículos: autos, camionetas, cuatriciclos y un camión. Además, incautaron más de 300.000 pesos y una importante cantidad de dólares, euros, joyas y alhajas, según informaron a LA NACION fuentes de la investigación y del Ministerio de Justicia y Seguridad porteño.

La causa se inició en 2016 cuando el fiscal Martín Mainardi comenzó a seguir el rastro de la estafa que había sufrido una mujer de 80 años, vecina de Recoleta, que había caído en la trampa y le entregó US$45.000 y joyas al recaudador.

"Fue un hecho al voleo. Llamaron a la mujer y la asustaron diciéndole que por la profunda crisis económica del país debía retirar todos sus ahorros del banco...

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